Continuamos con este recorrido por el salmo 119, hoy llegamos a la estrofa número veinte RESH
Te animo a escuchar los versículos que forman esta estrofa y un brevísimo consejo.
Una vez más, el salmista va a orar a Dios y a pedirle vida, y en esta ocasión, hasta en tres versículos. El salmista vuelve a compartir con nosotros sus dificultades y es que no podemos nunca dejar al lado que estamos en una guerra espiritual y tenemos un enemigo que lucha para que no lleguemos a nuestra meta. Dice la Palabra que el adversario anda como león rugiente buscando a quien devorar. Le pide a Dios que sea su Abogado en la defensa, Es verdad que estamos en una batalla, pero no estamos solos en ella y con nosotros está el León que triunfó para ayudarnos y defendernos. Apela a su propia fidelidad y esto no para vanagloriarse, sino que pide vida con la palabra, y en base a esa palabra que sabe que sabe que Dios ha prometido librar a aquellos que le honran.
Así que comenzamos hoy enfatizando, que quizás estás en una situación complicada, pero tienes a tu lado al mejor Abogado, a quien mejor puede defenderte, redimirte, librarte y darte vida, tienes a tu lado al Señor Jesús que venció en la cruz para que tú y yo hoy tengamos vida.
Pero ahora el contraste es tremendo, los impíos están lejos de la salvación ¿por qué? ¿por qué Dios es injusto? ¿por qué Dios solo salva a quien quiere? ¿Qué lo diferencia a él de estos?
El versículo dice claramente, "no buscan tus estatutos", no buscan tu Palabra. Dios no salva a la gente en contra de su voluntad y esto es importantísimo entenderlo. No todo el mundo terminará en el cielo porque Dios es muy bueno. Dios sí que es muy bueno, pero es por su bondad y amor que no obligará a estar con Él en su casa a quienes no han querido estar con Él. Dios ha dado el libre albedrío y lo va a respetar hasta el final.
Y nuevamente nos encontramos ante un gran contraste. Por un lado el salmista vuelve a pedir vida a Dios y esta vez en base a Sus juicios. Le reconoce como un Dios de muchas misericordias y esto es verdadero. Después de siglos y siglos, el amor de Dios sigue siendo inagotable, su misericordias siguen siendo muchas. Me encanta cuando el autor de Lamentaciones nos dice "nuevas son cada mañana". ¿Qué sería de mi vida sin sus muchas misericordias? Gracias por cada muestra de amor que he experimentado a lo largo de mi vida, gracias por las veces que en tu misericordia me has corregido, gracias por las veces en las que no vi que tu misericordia allanaba mi camino pero así era. Gracias por las veces que sí que lo vi y cuando no me gustó me enfadé, pero Tú volviste a ser misericordioso conmigo. Gracias porque nunca acabaríamos, porque cada día extiendes tu misericordia para conmigo, para con los míos, para con la humanidad.
Por otro lado, es realista, y sabe que muchos son sus perseguidores y sus enemigos. Y es que parte de la misericordia que Dios ha extendido a mi vida es poder reconocer a aquellos que me persiguen y tratan de hacerme mal. En esta última semana por más de tres veces he tenido que decir: sí Señor, es la misma táctica que ha usado el enemigo en otras veces, pero ahora Señor, no voy a actuar como lo hacía antes, porque la táctica será la misma para que yo caiga y me dañe, pero yo ya no lo soy. Y esto es verdad. En su misericordia, nos da Dios la salida. No dejes que nada te desvíe de los mandamientos de Dios, de lo que ha hablado en su Palabra para todos, de lo que Dios ha hablado a tu vida. No te quedes centrada en los muchos adversarios de Dios, que los hay, concéntrate en las muchas misericordias Dios.
El salmista continúa contándonos ahora qué siente ante los adversarios, ante los que no guardan la Palabra de Dios. Dice que se disgustaba, le desagradaba que hubiera gente que desobedecía la Palabra de Dios.
MacDonald dice "esta es una buena marca de madurez espiritual, que uno se lamente más de los insultos hechos a Dios que de las injusticias que el mismo sufre" ¿Cómo va entonces tu termómetro espiritual?. ¿Qué te importa más, por qué sufres más?.
Y nuevamente el salmista quiere hacer un contraste. En el versículo anterior, él nos dice que veía, ahora es él quien pide a Dios que mire que él amaba la Palabra. No dice, pero mira Dios que yo la cumplo al cien por cien. NO, solo dice, mira que yo la amo.
M. Henry dice "sabía que no los cumple a la perfección pero es consciente de que los amaba. Nuestra obediencia es agradable a Dios únicamente cuando procede del amor; no se ama por obediencia, sino que se obedece por amor".
Y por tercera y última vez en la estrofa vuelve a pedir que le dé vida y ahora en base a la misericordia de Dios. Quizás ha fallado algunas veces, pero se acerca al amor inagotable del Señor. Gracias.
Y va a finalizar la estrofa enfatizando dos cosas tremendamente importante
la Palabra de Dios es VERDAD. NO dice, la suma de toda la Palabra es verdad y es que si tan solo hay algo que no fuera verdad, afectaría al todo. No hay nada en toda la Palabra que sea mentira. Esto es tremendo.
La justicia de Dios y por lo tanto los juicios de ella, son eternos, son invariables, son válidos siempre.
En Mateo 5:18 Jesús nos dijo: "Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido". En esta Palabra hay verdad y nos revela, que no importa el tiempo que haya pasado o pase, ni las circunstancias por alas que viva, puedo confiar en Dios y en su Palabra.
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