«Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar.»Hechos 2:1 NVI
Esta porción comienza diciéndonos “cuándo llegó Pentecostés” ¿qué es Pentecostés? ¿qué significaba?
En el pueblo judío había tres grandes festivales a los cuales todo varón judío que viviera dentro de un radio de 30 km. de Jerusalén estaba obligado legalmente a asistir: la Pascua, Pentecostés y la fiesta de los Tabernáculos.
El término griego pentekosté 4005 significa “cincuenta”. En el calendario judío designa la fiesta que se celebraba cincuenta días después de la Pascua (otro nombre para Pentecostés era Fiesta de las Semanas; se llamaba así porque eran cincuenta días, que equivale a una semana de semanas).
En su origen fue una fiesta agrícola que celebraba la recolección del trigo, y en ella se ofrecían los primeros panes de la nueva cosecha. Pero, a principios del cautiverio en Babilonia, en el siglo V. a. de J.C., cambió la celebración de un acontecimiento agrícola que tenía lugar todos los años y pasó a ser la celebración de un acontecimiento único y central, es decir, el pacto del Sinaí. Una tradición rabínica añadió al significado de Pentecostés la conmemoración de la promulgación de la ley en Sinaí.
En el siglo III a. de J.C., parece ser que a esta fiesta de Pentecostés correspondía la celebración de una renovación del pacto. En la época de Cristo esta fiesta conmemoraba la entrega de la ley de Dios por medio de Moisés. La celebración de esta alianza permitía renovarla.
Es decir, haciendo resumen, esta fiesta se celebraba cincuenta días después de la Pascua. En la Pascua se sacrificó a Cristo. Luego de pasar cuarenta días después de la Resurrección con los discípulos, Jesús ascendió. Por lo tanto, los discípulos llevan unos siete días esperando la promesa del Espíritu. Ese día es Pentecostés, y el pueblo va a renovar la alianza, Dios entregando la ley, la Palabra.
¿Qué estaban haciendo los discípulos? Mientras esperaban la realización de la promesa, los creyentes estaban juntos, esperando. Veo la obediencia. Cómo hemos dicho, ya ha pasado una semana y eso no los ha desanimado en la espera. Podrían estar en la fiesta pero ellos estaban allí esperando obedientes a Dios y recordad, la asistencia a la fiesta era de obligado cumplimiento.
De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos.
Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos.
Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.
Hechos 2:2-4 NVI
Dice “De repente”, es decir, en un movimiento brusco, algo impulsivo, “vino del cielo”. Deja claro que lo que se va a experimentar es algo celestial, viene del cielo y no de ninguna otra parte. Es decir, el bautismo del Espíritu Santo, es un acontecimiento celestial, de ninguna manera se puede obtener de manera natural. ¿Qué vino? Cómo una violenta ráfaga de viento que llena toda la casa donde están reunidos”.
Ninguna persona quedó fuera si estaban dentro de la casa. Esto me llama a ver la importancia de estar en la casa De Dios. Yo puedo entender que haya luchas para venir, yo con el dolor, a veces he tenido luchas, pero sé que sé que la bendición está en la casa. Puedes estar en la sala, en el patio, pero has venido buscando la bendición, en obediencia al mandamiento. Es tristísimo cuando la gente no viene porque decide ir a comprar o a desayunar con... muchas excusas que te llevan a perder la bendición.
En este caso, nadie quedó sin experimentar ver ese viento, que llena la casa. ¿qué más ocurre? Aparecen lenguas como de fuego que se reparten y se posan sobre cada uno de ellos.
Me gusta ver qué Dios llega a cada uno. Todos estaban allí esperando y todos salieron siendo transformados, “las lenguas” se posaron sobre cada uno. Gloria a Dios, Aleluya.
El lugar cambió en un instante porque todos, escuchen bien, todos fueron llenos del Espíritu Santo. Sí has sido llena del Espíritu Santo, quiero que pienses en la experiencia. Yo estuve varios días afectada. He llegado a estar casi 12 horas sin poder hablar en mi lengua natural en otra experiencia. ¿qué no sería aquello cuándo todos estaban llenos? Alegría, gozo, paz, lllenura, no sentimiento de que te falte nada en ese momento.
Allí cada uno hablaba en una lengua, según el Espíritu les concedía expresarse. Sin temores, sin estrés. La llanura del Espíritu Santo vino sin excepción haciendo que las personas allí presentes, hablaran en otras lenguas, así que una evidencia de haber sido lleno del Espíritu Santo es eso.
Es una experiencia que algunos dicen es de otro tiempo pero yo la he vivido y conozco a más hermanos que lo han vivido así. Sí no la has vivido tú, te animo a buscarla insistentemente hasta obtenerla porque cambiará tu vida.
¿La experiencia de cada uno es igual y a todos les llega cómo una ráfaga de viento? Yo diría que no, cuando ni mi experiencia ni la de otros hermanos ha sido así. Yo sentía lenguas hablando en mi interior, una hermana fue como si en su estómago llegara mucha agua fría como en tropel...... son experiencias quizás distintas pero todas tienen en común que son algo que comienzan en el cielo con una experiencia extraordinaria.
Estaban de visita en Jerusalén judíos piadosos, procedentes de todas las naciones de la tierra.
Al oír aquel bullicio, se agolparon y quedaron todos pasmados porque cada uno los escuchaba hablar en su propio idioma.»
Desconcertados y maravillados, decían: «¿No son galileos todos estos que están hablando?»
«¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye hablar en su lengua materna?»
«Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, de Judea y de Capadocia, del Ponto y de Asia,»
«de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las regiones de Libia cercanas a Cirene; visitantes llegados de Roma;»
«judíos y prosélitos; cretenses y árabes: ¡todos por igual los oímos proclamar en nuestra propia lengua las maravillas de Dios!»»
Hechos 2:5-11 NVI
Cómo decíamos al principio, era una de las fiestas importante para los judíos por lo que Jerusalén estaba llena. Habían venido judíos piadosos de todas las naciones de la tierra.
Que no sería lo que ocurría en el aposento alto que la gente de allí al escuchar el bullicio se agolparon. Los presentes estaban perplejos, dice pasmados, desconcertados, maravillados. Todos, en cada una de sus lenguas, les oían hablar. Los que estaba allí los entendían y a algunos quizás no, porque de algunos de ellos hablaban que quizás estaban borrachos, como cuando hablas sin sentido. Qué eran lo que los discípulos hablaban “proclamaban las maravillas de Dios” cada uno en una lengua determinada.
Quiero terminar llevándoos a una pregunta que se hacían ellos
Desconcertados y perplejos, se preguntaban: «¿Qué quiere decir esto?»»
«Otros se burlaban y decían: «Lo que pasa es que están borrachos».»
Hechos 2:12-13 NVI
Ante esta experiencia, el que lo ve, las personas que lo escuchan estaban desconcertadas, perplejas, no las dejó indiferente y tienen dos actitudes muy diferentes:
- una es burlarse, decir que estamos borrachos, imitando y para esto hay poco que te pueda decir, solo que es muy triste
- o pueden decir que no lo entienden y preguntar a Dios ¿qué quiere decir esto? ¿qué está pasando? Y esperar que Dios te lo explique
Quiera Dios que seamos llenos del Espíritu Santo, que la iglesia sea renovada con una llenura del Espíritu y que no pongamos obstáculos a lo que quiere hacer Dios en nosotros y a través de nosotros.
Os espero en una próxima porción.
Dios os siga bendiciendo
Besos
