sábado, 2 de marzo de 2019

Serie: Liberándonos de nuestras inseguridades ante el llamado de Dios Segunda Parte: falta de fe en uno mismo, es decir, baja autoestima

Cómo vimos en la introducción Moisés al igual que tú y yo recibió un llamado al servicio de Dios ¿cómo reaccionó? 

Leamos la respuesta que Moisés le dio a Dios en Éxodo 3:11 NVI “Pero Moisés le dijo a Dios: —¿Y quién soy yo para presentarme ante el faraón y sacar de Egipto a los israelitas?”

La respuestas fue ¿y quién soy yo?. Denota una falta de confianza en sí mismo tremenda, una baja autoestima. No se consideraba capacitado para presentarse ante el faraón y llevar a libertad a los israelitas. Si lo piensas, él había crecido como hijo de la hija del faraón, por lo tanto habría sido preparado en su juventud para poder en su momento ser faraón. Sabría muy bien cómo defenderse en el palacio, pero, él conocimiento del mundo no le había dado una confianza fuerte en sí mismo.


Leamos Hechos 7:23-25 NVI “Cuando cumplió cuarenta años, Moisés tuvo el deseo de allegarse a sus hermanos israelitas. Al ver que un egipcio maltrataba a uno de ellos, acudió en su defensa y lo vengó matando al egipcio. Moisés suponía que sus hermanos reconocerían que Dios iba a liberarlos por medio de él, pero ellos no lo comprendieron así.”

Como vemos, Moisés había recibido de Dios que Dios iba a librar a Su pueblo de los egipcios a través de él cuando tenía menos de 40 años. Bueno, a los 40, tomó una iniciativa, no se sabe desde cuando él había sentido eso en su corazón, pero se adelantó al tiempo de Dios, y lo hizo en sus propias fuerzas. Dios lo llevó al desierto y durante 40 años lo preparó y a la edad de 80 años fue cuándo no sólo ya estaba preparado según Dios, sino que era el tiempo propicio. Pero ahora tristemente, él no se  sentía capacitado. El fallo hacía 40 años,había hecho mella en él. Para alguien que había sido preparado para faraón, habría sido instruido en el arte de la guerra y sabría, que a veces se pierde cuándo no se está bien preparado, o no es el tiempo adecuado. En sus 40 años en palacio quizás vivió momentos en los que tuvo que conocer el fracaso, pero había algo en él que le hacía mantener un nivel bajo de autoestima. 

Muchas veces, por hacer algo en nuestras fuerzas, adelantarnos a los tiempos de Dios y fracasar, nos hace caer en el otro extremo, en no considerarnos ni capacitados ni idóneos para la tarea, aunque en otro tiempo lo hubiéramos creído.

Si piensas en el llamado de Dios a tu vida ¿sientes que estás capacitado? ¿sientes que  cuentas con el conocimiento, la entrega, las energías? Lo primero que el Señor nos va a enseñar es que estos pensamientos, son pensamientos errados ¿por qué? Porque sólo somos instrumentos en las manos del Señor. Solo somos los que llevamos a cabo el plan que Él ha creado, solo somos meros instrumentos en las manos del Todopoderoso. Yo sólo tengo que obedecer a lo que Él me diga a través de su Espíritu Santo.

Ante este ¿y quién soy yo?, ¿qué fue lo que contestó el Señor?

Le contestó muy rápidamente en el versículo siguiente. Leamos Éxodo 3:12 NVI «—Yo estaré contigo —le respondió Dios—. Y te voy a dar una señal de que soy yo quien te envía: Cuando hayas sacado de Egipto a mi pueblo, todos ustedes me rendirán culto en esta montaña.»

Le dijo dos grandes cosas, dos grandes verdades:
  • Yo estaré contigo 
  • Te voy a dar una señal de qué soy yo quién te envía

Lo único que Moisés necesitaba saber era que Dios estaría con él. Nosotros lo que realmente necesitamos saber es que Dios estará con nosotros y qué es quién nos envía. No necesitamos nada más.

Cree en tu corazón que Dios está contigo para ayudarte a realizar el propósito que tiene para tu vida. Su Espíritu Santo vive en ti y te va a ayudar en el llamado que te ha dado, no te deja solo, ni mucho menos.

Os espero en la próxima porción.

Que Dios os bendiga


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