viernes, 27 de abril de 2018

Luchando contra la mentira


Luchando contra la mentira.

La batalla de la mente. Creo que todos luchamos contra nuestros pensamientos. Al principio de conocer al Señor teníamos la mente insensible a las cosas de Dios pero día a día, tenemos que ir aprendiendo a llevar nuestros pensamientos cautivos a Cristo. Esto nos ayudará muchísimo porque empezamos a aprender a no dejar al enemigo de nuestras almas a que nos enrede en malos pensamientos que nos dañan.

¿te ha ocurrido alguna vez que estabas bien, tranquilo, en paz y alguien te dice algo? Solo ha durado unos segundos, pero ahora ya esas palabras han levantado una oleada de pensamientos de la que no puedes salir, has perdido toda la paz, toda la tranquilidad.

En este mes, en las listas de intercesión que estamos haciendo por personas de las redes sociales, nos hemos encontrado algunos casos donde la mentira ha destruido familias. Os diré algunos ejemplos. Una hermana nos pedía Oración, porque una hermana de la iglesia había sembrado discordia entre su hijo y ella y su familia. Es tal la desunión existente en estos momentos que el chico ha ido a trabajar un mes a otra ciudad y no le ha dicho nada a su familia. Otro caso grave que me he encontrado es el de un chico separado por infidelidad de su pareja y acusado falsamente por la madre de ella, de violencia. El chico ha perdido el juicio y ha quedado marcado como maltratador. La chica dice que su madre miente, pero ahora ya no hay vuelta atrás, solo Dios puede cambiar lo que siente y sufre ahora el chico y volver a perdonarla. Ella pedía restauración del matrimonio.

Hoy vamos a aprender cómo actuar ante la mentira, los halagos mentirosos, que buscan dañar nuestra alma, nuestras relaciones. Casi todos hemos vivido este tipo de dificultad, ¿cómo eran tus pensamientos? Lo normal es que los pensamientos nos puedan jugar una mala pasada y complicar incluso ese momento de tensión que vivimos. Vemos al salmista luchando contra las mentiras que han levantado sus vecinos. ¿cómo lo solucionó él?


Primero hagamos un grito de lamento:
¡Auxilio, oh SEÑOR, porque los justos desaparecen con rapidez! ¡Los fieles se han esfumado de la tierra! 
Los vecinos se mienten unos a otros: se halagan con la lengua y se engañan con el corazón. Salmos 12:1-2 NTV

El salmista pide ayuda a Dios, y la petición es un verdadero clamor, grita: “auxilio”, llamando la atención de Dios. ¿cuál es la razón? Está viendo cómo los justos están desapareciendo con rapidez, los fieles se esfuman. En vez de dejarse vencer por la dificultad, de desanimarse, de dejar que su mente se llene de negatividad, lanza un grito de lamento, una llamada de ayuda al único que sabe puede cambiar la situación. Así que, lo primero que vemos es, la oración, se desahoga con Dios. Podría haber hablado de esta situación con alguno de los que con él estaban, pero eso no cambiaría la situación. También podría haberse rendido a la mayoría, lo que le separaría de Dios y tampoco arreglaría la situación sino que la empeoraría. En cambio, Dios sí, Dios podría traer una nueva perspectiva y una victoria a esta situación que estaba viendo y viviendo.

Mientras los justos habían desaparecido, veía a sus vecinos mentirosos y veía cómo actuaban. Se mentían los unos a los otros. Se halagaban y se engañaban. Que momento de la historia tan difícil, un momento en el cual cada vez había más malos a su alrededor y menos personas justas.

Ante una situación así, rodeado de gente mentirosa, podemos o convertirnos en uno más de ellos, adaptándonos a la situación y así no siendo perjudicado frontalmente, o podemos denunciarlo delante de Dios. Muchas veces vemos a gente que no quiere problemas y por ello nunca va a confrontar, prefieren como un camaleón adaptarse para pasar desapercibidos. Pero eso no es verdad. Los mentirosos, halagadores y los que engañan no podrán dejar de tomar como foco a esta persona y contar mentiras acerca de ellos. David sabía bien esto, así que él tenía claro que lo que tenía que mantener era su integridad y por lo tanto, denuncia la maldad.

Segundo, se denuncia la maldad:
Que el SEÑOR les corte esos labios aduladores y silencie sus lenguas jactanciosas.
Mintamos todo lo que queramos —dicen—. Son nuestros los labios; ¿quién puede detenernos? Salmos 12:3-4 NTV

David denuncia la maldad. Que cosa, ellos dicen que pueden mentir todo lo que quieran y nadie les puede detener. Se jactan de su maldad y además se muestran con orgullo ¿quién puede pararlos? David sabe de uno que sí puede callarlos, detenerlos y por eso ora que el Señor haga un cambio, que los frene, que los silencie.

Tú y yo, por nosotros mismos no podemos en contra de la lengua mentirosa, de la que halaga para hacer daño, pero conocemos a aquel que puede traer un cambio a la historia, solo tenemos que orar a Dios y pedir por el cambio, que el Señor silencie esos labios.

¿Conoces gente así, una situación así, gente que como yo digo son mentirosos compulsivos, que hacen de la mentira su vida, que mienten ya por mentir,  porque ser así ya forma parte muy profunda de su vida y no pueden hablar sin mentir?. Conozco a una persona que es tan profundo el problema de la mentira en ella, que miente sin que exista ninguna necesidad. ¿quiero decir con esto que a veces hay necesidad para mentir? No, solo que algunas veces la persona quiere ocultar algo, engañar, halagar y miente y otras veces es que no necesita o no busca obtener nada, solo que ya está tan habituada a mentir que le sale solo. Debemos orar para que Dios haga un cambio en estas personas, que silencie la maldad.

Tercero, exposición de confianza:
El SEÑOR responde: «He visto violencia contra los indefensos y he oído el gemir de los pobres. Ahora me levantaré para rescatarlos como ellos anhelaron que hiciera
Las promesas del SEÑOR son puras como la plata refinada en el horno, purificada siete veces. 
Por lo tanto, SEÑOR, sabemos que protegerás a los oprimidos; los guardarás para siempre de esta generación mentirosa, 
aunque los malvados anden pavoneándose y se alabe el mal por toda la tierra.
Salmos 12:5-8 NTV 

¿cuál es tu actitud ante la mentira, la miseria, el engaño? ¿actúas? ¿lo dejas pasar? Aprendamos de Dios. Aquí nos encontramos con su respuesta. Estos versículos me recuerdan mucho el tiempo de los jueces en Israel cuando Dios escuchaba el gemir del pobre y levantaba a un juez para que gobernara al pueblo. Ahora tienen un rey, pero Dios sigue oyendo y viendo la opresión, la  violencia contra los indefensos, y actúa.

Ante la mentira muchas veces nos hemos encontrado indefensos. Yo me he encontrado indefensa, porque es tu verdad contra lo que el otro dice que es verdad. En algunos momentos nos parece que no se va a esclarecer y con tristeza recuerdo momentos en los que no tenía relación con Dios y ante la mentira dejé que los pensamientos me dañarán aún más. Pero mira Dios lo que dice, he visto, he oído. A Dios nadie le engaña, no le pasa inadvertido la mentira y el daño que ocasiona.

Del hombre y sus palabras no te puedes fiar, pero no es así con Dios. El hombre que no está regenerado, tristemente hoy dice blanco y mañana negro. Hoy es sí y mañana no. Pero no es el caso así con Dios. Las promesas de Dios son sí y amén. Dios dice que lo que ha prometido es como la plata refinada, en la cual puedes ver la cara del platero, está totalmente libre de impurezas. Por la calidad de la plata, podemos ver si el platero es bueno o no. En este caso sus promesas revelan su excelencia y además podemos confiar totalmente en ellas porque están libres de cualquier tipo de basura, impureza. Aleluya, contra la mentira, la verdad de las promesas De Dios. La Palabra de Dios sanará lo que dañó la lengua mentirosa. En muchos lugares de las Escrituras leemos que Dios va a proteger y guardar a los oprimidos y aquí nos dice que los va a guardar de esa lengua mentirosa. Así que, si estás siendo el objeto de una lengua mentirosa, toma estos versículos y óralos. Toma la Palabra De Dios y confronta al enemigo con ella

Además aunque leemos y vemos la desfachatez del mentiroso, que se pavonea y se alaba por mentir, que no crean que van a salir triunfantes, porque la victoria está del lado de los hijos de Dios.

Que Dios te bendiga


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