domingo, 23 de junio de 2019

Oración pidiendo protección- Salmo 5

Oración pidiendo protección - Salmo 5
SERIE: LA GUERRA ESPIRITUAL
Descripción de la preparación para la batalla en oración

En este salmo vemos la oración de una persona acusada injustamente que acude en humildad al Señor presentando su caso e implorando justicia. Vamos a ver a sus acusadores, personas insensatas, mentirosas, malvadas, perversas, engañadoras. Tienen un fin muy claro, la destrucción del justo y esa es su meta. Por el contrario, el salmista pide la intervención de Dios y clama por el castigo y la caída de su enemigo.

Algunos de los principios que vamos a ver son:
  • el poder salvador de Dios 
  • el compromiso de Dios con la defensa de la persona justa.

Vamos a ver oraciones y afirmaciones para la gente piadosa y justa, así como la naturaleza y el futuro de las personas injustas.

Comencemos esta travesía.


El Señor escucha mis palabras: 
Escucha, Señor, mis palabras; toma en cuenta mis gemidos. Salmos 5:1 RVC
Mi rey y Dios, presta atención a mi clamor, porque a ti dirijo mi oración. Salmos 5:2 RVC
Oh, Señor, por la mañana escucharás mi voz; por la mañana me presentaré ante ti, y esperaré. Salmos 5:3 RVC

¿Te sientes solo y abandonado en medio de la dificultad? Muchas veces el enemigo quiere que pienses y sientas que estás solo y abandonado, pero esto no es verdad. Cuándo no podemos ni ver, ni sentir, debemos aún seguir confiando que Dios está a favor de su pueblo, de sus hijos.

Es importante que sepamos en la guerra espiritual que no estamos solos, sino que podemos acudir en oración buscando la ayuda de Dios. Para el salmista, Dios es también su Señor y su Rey, es decir, aquel que ha creado todo, a quién sirve y el que gobierna su mundo, todo lo que le rodea. Sí consideras a Dios tu Rey hay algo poderoso en ello porque puedes descansar en la fe y seguridad que Él tiene el control de tu situación.

Dios ha otorgado un privilegio tremendo al hombre y es que pueda elevar su oración a Él. En cualquier cosa que nos afecte, nos preocupe, o que sea parte de nuestra vida, podemos y debemos elevar nuestra oración a Dios. En este caso, pide que tenga en cuenta sus gemidos, su clamor, la expresión de cómo se siente. No sé que afecta tu vida, pero puedes contarle a Dios como te sientes, ÉL es quién puede cambiar no sólo cómo te sientes, sino tu situación. 

San Juan Cristóstomo escribió: «La oración […] es la raíz, la fuente, la madre de cientos de bendiciones […] la potencia de la oración ha doblegado la fuerza del fuego, ha embridado la furia de los leones […] ha terminado guerras, apaciguado a los elementos, expulsado demonios, quemado las cadenas de la muerte, expandido las puertas del cielo, aliviado enfermedades […] rescatado a ciudades de la destrucción […] y detenido el progreso del relámpago».

Spurgeon escribió “el Espíritu Santo es el autor de la oración, pero Él emplea los pensamientos de un alma fervorosa como si fuera oro con que formar un vaso. ¡Que nuestras oraciones y alabanzas no sean como los destellos de un cerebro llameante y apresurado, sino como el ardor constante y seguro de un fuego bien encendido!”

¿Cuándo puedo o debo acudir a Dios?, el salmista nos anima a buscarlo en la mañana, temprano. Al igual que los sacerdotes ofrecían los sacrificios de la mañana, el salmista, va a aprovechar del privilegio de la oración, para antes de que otras conversaciones, o el trabajo puedan afectar la visión de las cosas o las motivaciones, Dios ya pueda tomar el control de su vida, de su mente.

Puedo elevar mi oración y esperar, confiando que Dios va a respondernos. Cuándo oramos,  involucramos en la guerra a la persona más importante, a Dios y es cómo llevarle el problema y dejarlo en Él, descansando en su respuesta y su solución.

En los próximos tres versículos, el salmista va a compartir con nosotros una serie de declaraciones acerca del futuro de los impíos.

El futuro de los insensatos:
No eres un Dios que se complazca en la maldad; los malvados no pueden habitar contigo. Salmos 5:4 RVC
Los perversos no pueden presentarse ante ti, pues aborreces a todos los malhechores. Salmos 5:5 RVC
Tú, Señor, destruyes a los mentirosos, y rechazas a los asesinos y mentirosos.
Salmos 5:6 RVC

  • Primero afirma que Dios no se complace con la maldad. No debemos equivocarnos, Dios es Santo, Santo, Santo y no tiene nada que ver con la maldad y mucho menos se alegra con ella. Spurgeon escribió “Puedes tener la seguridad de que Cristo no va a vivir en la sala de tu corazón si al mismo tiempo hospedas al diablo en el sótano de tus pensamientos.” Cuidemos de no permitir maldad en ningún rinconcito de nuestra vida porque implicaría que Dios no estaría contento.
  • Segundo, los perversos no pueden presentarse delante del Señor. El diccionario define a una persona perversa como aquella que obra con mucha maldad conscientemente y/o alegrándose en ello. Entiendo que esto no describe en ningún momento a un hijo De Dios porque podemos cometer algún fallo pero no con esa carga de voluntariedad en la maldad y mucho menos en alegrarse en ello. Cómo sus hijos, tenemos el privilegio de entrar en su presencia, en cada momento, en cada circunstancia, en base a la obra que hizo Cristo Jesús en la cruz del calvario, pero no ocurre así con los perversos y nunca ocurrirá. Esto me lleva a considerar que no debemos descuidar el privilegio de acercarnos a Dios y de hacerlo de manera correcta.
  • Tercero, Dios aborrece a los malhechores. Cómo veíamos antes, hay personas que se regocijan en hacer el mal, pero estos no pasan desapercibidos a los ojos de Dios, pues Él los detesta. Para que podamos comprender un poco mejor lo que implica aborrecer podemos pensar que es lo que ocurre cuando un ave aborrece sus huevos y los abandona a su suerte implicando la mayoría de las veces la muerte de estos polluelos. No quiero pensar que sería de mi vida si fuese dejada sin el cuidado y la protección de Dios.
  • Cuarto, Dios destruye a los mentirosos. A Dios no le agradan las palabras mentirosas y va a destruir a aquellos que las dicen. Dios es veraz y ama la verdad.
  • Quinto, Dios rechaza a los asesinos y a los mentirosos. Cuidado con la mentira. Es un pecado que desagrada tanto a Dios que su castigo es comparable a de los asesinos. Si consideramos el fin de los mentirosos, alejaremos este pecado de nuestras vidas. John Trapp escribió “Sea que mientan en broma o que mientan en serio, todos los que mienten (si no se arrepienten) irán al infierno en serio.” Esta es una cita muy impactante y qué nos debe llevar a considerar lo importante que son las palabras mentirosas y que nos pueden costar muy, pero que muy caras.

Es decir, los insensatos no podrán ni hablar con Dios, ni presentarse ante Él y mucho menos habitar con Él. Estos son privilegios de los que los hijos de Dios sí disfrutan cada día. 

Vamos a seguir considerando algunas de las bendiciones de las que disfrutaba el salmista y de las que tú, si has rendido tu vida a Dios puedes disfrutar:

El Señor me guía en su justicia:
Yo, por el contrario, y por tu gran misericordia, puedo entrar en tu templo y alabarte reverente. Salmos 5:7 RVC
Guíame, Señor, en tu justicia, y por causa de mis adversarios endereza tu camino delante de mí. Salmos 5:8 RVC

Podía entrar en el templo de Dios y alabarlo de forma revente. No era en base a que hubiera hecho ningún acto, sino por la gran misericordia De Dios.

¿Es un privilegio del salmista? A entregar mi vida a Dios, al aceptar como propio el sacrificio de Cristo en la cruz del Calvario, me convierto en su  hija, y puedo disfrutar de un nivel de intimidad mayor del que el salmista podía disfrutar, porque hoy soy el templo del Espíritu Santo. Gloria a Dios por siempre. Este privilegio es algo por lo cual siempre estaré agradecida. Mi vida no sólo no lo merecía, es que yo no era una persona idónea para ello. Se puede decir que soy normal y también que sufro muchas enfermedades. ¿cómo ser templo que alberga al Santo, Santo, Santo? Pues porque no es en base a quién soy yo o lo que yo hago, sino en base a qué Él quiere, a lo que Cristo hizo y a su gran misericordia.

Qué privilegio alabar a Dios y no de cualquier manera. Hay personas que no entienden, que levantan su voz y piden, piden, condenan a otros. En la presencia de Dios debería entender qué es un privilegio poder levantar la voz, ¿cómo usar mis palabras para otra cosa que no sea adorarle, agradecerle, bendecir Su nombre?

El salmista continúa con una petición. Dice, “guíame, en tu justicia”. Poder pedir al mismísimo Dios que nos guíe es un gran privilegio para cada persona que no quiere fallar, que no quiere perderse, qué no quiere menos de lo que puede obtener en esta vida. Y volvemos a decir, podemos pedir esto a Dios no porque lo merezcamos, o hayamos hecho obras merecedoras de ello, podemos pedirlo, en base a la justicia de Dios. ¿Qué sería de nosotros si no fuera en base a qué Él es nuestra justicia?

Y además, el salmista pide que enderece, haga recto el camino de Dios delante de él, a causa de sus adversarios. No quiere elegir sus caminos, sino el camino de Dios. No por él, sino para que sus adversarios no triunfen sobre él, o como dice la Nueva Traducción Viviente, no le conquisten. Yo no quiero andar por mis caminos, por los que yo elegiría, sino por los tuyos, mi Dios. Te ruego, al igual que el salmista que allanes Tu camino delante de mí, para que yo pueda, ayudada por Ti, caminar por el sin fallar, sin desviarme, sin detenerme.

Volvemos a mirar hacia los impíos y el deseo del salmista hacia ellos.

El castigo de los mentirosos:
Porque en sus labios no hay sinceridad; dentro de ellos no hay más que maldad. Su garganta es como un sepulcro abierto, y su lengua solo emite falsas alabanzas.
Salmos 5:9 RVC
¡Castígalos, Dios mío! 
¡Que sus propios errores los hagan caer! 
¡Recházalos, por sus muchos pecados, pues grande es su rebeldía contra ti! 
Salmos 5:10 RVC

Vemos cuatro características más del carácter de los impíos:

  • en sus labios no hay sinceridad. Considera que horror sería si lo que puedes esperar de una persona es solo mentiras, si no hay opción a ni un solo momento de verdad, no poder confiar, creer en la personas. Hay personas que tristemente se han habituado a mentir y la mentira es un hábito en sus vidas. No se dan cuenta que ya necesitan mentir para la más mínima cosa. 
  • Dentro de ellos no hay más que maldad. Uno esperaría encontrar, si quizás no todo bueno porque totalmente bueno sólo hay uno que es Jesucristo, pero por lo menos algo, una pequeña parte que fuera bueno. Pero no, dentro de ellos sólo podemos encontrar maldad.
  • Su garganta es como un sepulcro abierto. ¿cómo es un sepulcro abierto? Un lugar donde la descomposición humana dejan salir olores putrefactos. Así son sus gargantas, de ellas sólo podemos esperar muerte y destrucción.
  • Su lengua solo emite falsas alabanzas. Nuevamente enfatiza como los impíos usan la mentira. A la hora de tener que hablar de otro, en vez de decir la verdad o callarse, engañan.

Martin Luther King escribió “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”. Ana López escribió “Los problemas de nuestro mundo no derivan sólo las acciones malas, de las decisiones mal tomadas, de la corrupción, la violencia, sino también y en mayor medida, de la actitud contemplativa de ese otro medio mundo que considera que los problemas de “los otros” no les conciernen.”  ¿Qué tipo de persona soy, de las que callan ante la maldad, o de las que actúan clamando a Dios en contra de esa maldad? 

El salmista no es indiferente a la maldad humana y va a clamar que Dios castigue a este tipo de personas cayendo en sus propios errores. Contrariamente a esto, pienso en lo bendecidos que somos cuando podemos rogar a Dios que allane nuestro camino y cuándo fallamos, rogamos a Dios, que en su misericordia, no solo nos perdone, sino nos libre de las consecuencias de nuestros propios errores. Clamamos a Dios por perdón, misericordia. Qué gran diferencia. 

Además pide a Dios que los rechace, no porque le desagradan, le han mirado mal, lo le han dicho o hecho algo a él, sino debido a los muchos pecados que han cometido contra Dios. Esta gran cantidad de pecados no revela otra cosa que la gran rebeldía que tenían contra Dios.

Vamos a finalizar ahora con el deseo que el salmista tiene para con los que confían en Dios. 

La alegría de los que confían en Dios:
Pero que se alegren todos los que en ti confían; que griten siempre de júbilo, porque tú los defiendes; que vivan felices los que aman tu nombre. Salmos 5:11 RVC
Tú, Señor, bendices al hombre justo; tu favor lo rodea, como un escudo. Salmos 5:12 RVC

  • Dios mismo es quien los va a defender
  • Dios los va a bendecir
  • Dios va a rodearles con Su favor
  • Dios los protege como un escudo

¿Cómo no alegrarnos, cómo no dar gritos de júbilos? A pesar de la mucha maldad, los hijos De Dios tenemos grandes motivos para vivir felices.

Qué Dios os bendiga


#Dios #Jesús #Salmos #David #Mentira #Maldad #

No hay comentarios:

Publicar un comentario