domingo, 13 de mayo de 2018

Aprendiendo de la gracia del perdón de Dios - Salmo 51

Me gustaría hoy comenzar con una cita de D.L.Moody “Hay dos maneras de cubrir nuestros pecados, la manera del hombre y la manera de Dios. Si tratas de esconderlos, se volverán a mostrar algún día; pero si dejas que el Señor los cubra, ni el diablo ni el hombre podrán volver a encontrarlos otra vez”

Si meditas en esta cita ves una gran realidad. El hombre tiene una tendencia a fallar, a caer en pecado y tiene dos formas de afrontar la situación. El hombre carnal intentará por todos los medios tapar su falta, esconderla,  aunque tristemente no hay nada oculto que no haya de manifestarse, así que cuando menos se lo espera, se la encuentra frente a él. El hombre espiritual irá en arrepentimiento a Dios y buscará su perdón, restitución, la sanidad y la libertad. Si alguna vez viene a su encuentro, podrá decir que no hay condenación para los que están en Cristo Jesús. 

Estos días he estado pensando en la confesión, el perdón, la restauración. Tristemente tengo momentos que no glorifican al Señor así que tengo que arrepentirme. Es su Espíritu Santo redarguyendo mi vida, hasta que pido perdón. No sé tú, pero el fallar a Dios y a las personas no me es agradable así que luego, lucho conmigo misma para la restauración, porque yo, luego necesito ser restaurada. El pecar no es algo que debemos tomar a la ligera.

Sabía que tenía que preparar el estudio, no solo para grabar sino para predicar en la iglesia, y no podía, porque no me sentía un vaso útil y eso después de pedir perdón. Esa es mi realidad. Quiero aprender de la Palabra, cómo un hombre como David nos cuenta el proceso de pedir perdón y restauración.

David escribió este salmo cuando pecó enviando a Urias al frente de la batalla para que muriera. Había dejado a su esposa embarazada. Cualquier rey de las naciones de su alrededor hacía eso y no había problema, pero no podía ser así para el rey de Israel porque él debía guiarse, no por él mismo o lo que decía el mundo, sino por Dios. Quizás hay cosas que el mundo considera normal, que puedes hacer, pero el hijo de Dios se debe regir por las instrucciones de Dios, así que cuando las quebrantamos debemos buscar arreglar el problema. 

¿Por qué llamarle “aprendiendo de la gracia del perdón de Dios ”? Veo que el hombre perdona y ya está, pero Dios perdona, restaura, levanta, reaviva. Necesitamos aprender del Maestro.

Meditemos un poco y aprendamos de David.


Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio. He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre. He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Salmos 51:1-6 RVR1960

Lo primero que me gustaría resaltar es la descripción que Dios mismo hace de David en Hechos 13:22 RVR1960 dice “Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.

Así que este hombre, que es conforme al corazón de Dios pero incluso así, un hombre pecador como todo hombre, sabe que lo mejor y más importante para su vida, no era esconder su pecado, no era lamentarse y lamerse sus heridas recluido en soledad en su casa, lo mejor era ir a Dios. 

¿En base a qué podemos acercarnos a Dios en arrepentimiento? El salmista se acerca a Dios, en base a su misericordia, conforme a la multitud de sus piedades. Esto es una realidad muy importante, pues es verdad que fallamos, pero la tremenda verdad es que si puedo acercarme a Dios, siendo una mujer pecadora, es por lo que Él es y no por lo que yo soy. Es por su misericordia y no por mis obras. Es por su gran amor, el cual es inagotable, es a causa de su gran compasión. Es como dice esta versión de las Escrituras, por la multitud de sus piedades. 

Archibald Symson escribió “Si nuestros pecados fueran en número como los cabellos de nuestra cabeza, las misericordias de Dios son como las estrellas de los cielos; y como Él es un Dios infinito, sus misericordias son infinitas; sí, muchas más que nuestros pecados, como Él mismo está por encima de nosotros pobres pecadores”

Cuando David continúa y le dice a Dios el motivo de su oración pide una cosa, pero con tres matices.

Dice:
  • borra mis rebeliones. Para borrar usa la palabra hebrea majah, que se usaba para borrar una deuda acumulada
  • Lávame más y más de mí maldad. La Palabra hebrea cabas usada significa lava por fricción 
  • Límpiame de mi pecado. En este caso usa una palabra hebrea rajats  cuyo significado es enjuágame..

¿Qué vemos aquí? No evade su responsabilidad. Dice mis rebeliones, mi maldad, mi pecado. No viene andando en rodeos o queriendo rebajar su culpa. Una cosa que vemos muchas veces es que la gente a la hora de pedir perdón se excusa en los demás, en las faltas ajenas. Hice esto porque tú me hiciste, dijiste, me dijo.. excusas que solo quieren minimizar su culpa. Déjame que ahora te diga algo, hiciste lo que hiciste porque de tu naturaleza pecaminosa, salió ese pecado.  No le des rodeos, no te escudes en las faltas ajenas, uno peca cuando de su propia concupiscencia es atraído , seducido y cae. No le demos más rodeos. Hasta que no reconozcas esto no avanzarás de manera correcta y sana.

Otra cosa que veo es, el pecado tiene consecuencias en la persona y hay que arreglarlo. Es como una deuda en tu vida, que se va acumulando. Ya en la cruz, Cristo clavó el acta de los decretos que nos era contaría. Pero nosotros con nuestros pecados posteriores, acumulamos. Qué triste. Cristo murió para anular y nosotros después de ello, es como si no valoráramos el bien recibido volviendo a escribir. Es por ello que debemos pedir, que en su misericordia sea una vez más limpiándola,  lavándola con fricción y enjuagándola, de tal manera que nuevamente quede limpio, en nuestro caso, lo que Cristo ya limpió. El salmista, no está temiendo el castigo, no habla de castigo, es que su vida, su testimonio está dañado. 

David reconocía cuando fallaba y nos lo describe como si le persiguieran a uno, no dejando de tenerlo presente. Dice, mi pecado está siempre delante de mí. No sé tú, pero cuando yo fallo, no puedo estar bien conmigo misma. Si no busco arreglarlo, no puedo olvidarlo, todo el tiempo que transcurre está presente y no solo presente, sino que me duele.

Continuamos viendo que aunque David había dañado a personas, realmente había pecado contra Dios. Era muy consciente de esa verdad. Mi falta es fallar con lo que Dios quiere de mí, fallarle a Él. Había hecho lo malo a los ojos del Señor. Muchas veces el hombre piensa que Dios no ve pero incluso es conocedor de la realidad que hay en nuestro interior. En los Evangelios vemos varias veces que se nos dice que Jesús sabía lo que había en el interior del hombre. Conozco a personas calladas pero ojo, hay que tener cuidado de ellas. ¿Has escuchado alguna vez la frase “las mata callando”, es decir, hacen cosas indebidas con secreto y apariencias de bondad?”. Pues sí, Incluso en el silencio y las apariencias de bondad podemos estar pecando contra Dios. Dios y la persona lo sabe. 

El CBMH escribe  “La grandeza de la gracia solamente se experimenta cuando uno entiende la seriedad del pecado”. Qué verdad más tremenda. ¿entiendes la seriedad del pecado? Cuando uno ve que le falla a Dios, que eso le separa de Él, de la comunión con Él, del poder de la oración, del propósito que tiene Dios para su vida, que entorpece la obra del Reino, que abre puertas para que el enemigo le pueda dañar, que trae consigo muerte... Ojo, el pecado es más que una mancha en el vestido espiritual, es algo serio y que puede tener consecuencias nefastas para nuestra vida. David pidió perdón, fue perdonado y restaurado por Dios pero sufrió graves consecuencias a causa de este pecado. Así que, cuando realmente entiendo la seriedad del pecado y además soy perdonada y limpiada por Dios, no hay como describir lo que se siente. Uno no es merecedor de su gracia. 

 Y le dice “para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio”. No es que Dios sea severo, ni un ogro como lo pintan en el mundo mirando desde el cielo quien falla para castigar. Nada de eso, Dios es justo y su juicio puro. Quien falla, quien es pecador, es el hombre, soy yo. Para que quede claro, el hombre es pecador desde el vientre de su madre. 

Déjame compartirte los versículos 5 y 6 en la versión Nueva Traducción Viviente “Pues soy pecador de nacimiento, así es, desde el momento en que me concibió mi madre. Pero tú deseas honradez desde el vientre y aun allí me enseñas sabiduría.” No sabemos muy bien cómo, pero la Biblia lo deja claro, es la doctrina del pecado original. Hay algunos que luchan contra esta verdad aquí recogida, pero la Biblia  deja constancia de ella por ejemplo, en como Isaac y Jacob peleaban en el vientre. Además David nos quiere dejar claro, que aunque seamos engendrados pecadores, no es lo que Dios quiere de nuestras vidas, sino que Dios desea, honradez desde el vientre y por eso, allí en el vientre, cuando la gente dice que los bebés no saben, o no pueden aprender, o más triste no son una vida, allí Dios mismo, les enseña sabiduría. Que belleza, cuánto amor De Dios hacia el hombre.

Una nota anecdótica es que cuando mi hija estaba embarazada, yo le leía al vientre la Biblia, para que el bebé se formase oyendo la Palabra de Dios y mira qué hermoso versículo para aprender toda mujer y todo hombre. Puedes orar los nueve meses que Dios le enseñe sabiduría al bebé y crezca como Jesús que crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y con los hombres.

Purifícame con hisopo, y seré limpio; 
Lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.»
Salmos 51:7-12 RVR1960


Continúa el salmista y pide que Dios le purifique y lo lave para quedar limpio, blanco como la nieve. Eso es lo maravilloso de la gracia de Dios, que si confesamos los pecados, donde antes había una mancha la lave, la borre. Veamos cómo lo describe el profeta Isaías en 1:18 RVR1960 “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.

Hazme oír gozo y alegría. lYo pierdo todo gozo y alegría cuando peco. Es una sensación que me imagino muchos sienten como yo, pena, tristeza. ¿cómo sentir gozo al fallarle a Dios? Hay quienes les da igual, o por lo menos eso parece. Quizás saben disimular muy bien, pero en la Biblia la gente no disimulaba su pesar, se ponía de rodillas, cabeza al suelo y se echaba ceniza. En esta generación, queremos parecer perfectos, pero no lo somos, así que no te avergüences de tener pena si has pecado, no lo disimules. Pero, no te quedes en la pena, porque después del arrepentimiento y confesión de tus pecados, Dios quiere restaurar, así que debemos aprender a ser conscientes de ello. Es normal perder el gozo, pero lo que también es normal es orar por la restitución de él después de que Dios nos quebrante.

David continúa pidiéndole a Dios que ya no mirara más sus pecados sino más bien que borrara la mancha de sus maldades. Pero no queda en esto, reconoce que tiene que haber un cambio profundo en su interior y ora unos de los versículos más bellos que encontramos en las Escrituras. ¿Qué pide? 

  • crea en mí un corazón limpio. El salmista y yo cuando fallo, reconocemos que algo dentro de nosotros aún debe de ser cambiado, que necesitamos un corazón limpio para albergar a ese nuevo yo restituido. Que no queremos ser igual por más tiempo. Piensa, de su propia concupiscencia es atraído y seducido dice la Palabra  en «Santiago 1:13-15 RVR1960Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.” Sí he pecado es que aún esa área de mi vida es débil y necesita la ayuda de Dios.

  • Renueva un espíritu recto dentro de mí. Necesitamos orar que Dios ponga rectitud, fidelidad en nuestro ser, Él es merecedor de siervos rectos, fieles, que vivan vidas santificadas que le glorifiquen.

  • No me eches de delante de ti. No hay nada que pueda doler más que él considerar  la opción de que Dios nos pudiera echar de su presencia. Eso fue lo que le ocurrió a Adán y Eva que caminaban con Él en el huerto, y eso es lo que le ocurrió a Caín. No lo permitas Señor, no permitas que por nuestra terquedad y poca disponibilidad a seguir tus caminos nos dejes libres en nuestros propia rebeldía.

  • No quites de mí tu Santo Espíritu..Qué haría yo sin su Espíritu Santo. No podría, os digo la verdad, porque cuando vine al Señor sentía una soledad inmensa en mi interior. Desde que me rendí a Él, cuento con su presencia y nunca más he vuelto a estar sola. A veces escapó a solas a la habitación donde estamos solos Él y yo. Aleluya. Además aquí vemos al salmista, en este tiempo, teniendo ya quizás un leve conocimiento del Espíritu Santo en la vida del creyente.

  • Vuélveme el gozo de tu salvación. ¿Recuerdas el gozo del primer día, tu primer amor.? Yo siempre caminaba cantando, orando por las calles. Yo aparcaba en el puerto, porque trabajaba en una empresa del sector. Recuerdo que un día a las 7 de la mañana un pescador vino a preguntarme por qué yo iba cada día a trabajar tan feliz. Sí, yo sentía un felicidad inmensa en mi vida, un amor grande y maravilloso. Salva, sana, limpia, libre. Me sentía plena. Pues ese amor, esa alegría debe estar cada día en nuestra vida y no conformarnos con menos.

  • Espíritu noble me sustente. Sí Señor, ayúdame a obedecerte cada día, quita de mí toda rebeldía que haya, que busque cada día ser noble, humilde, recta, quita cualquier rasgo de rebeldía. Quiero obedecerte.

Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti. 
Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación; Cantará mi lengua tu justicia. 
Señor, abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza. 
Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto. 
Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. 
Haz bien con tu benevolencia a Sion; Edifica los muros de Jerusalén. 
Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, El holocausto u ofrenda del todo quemada; Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar. Salmos 51:13-19 RVR1960

David da nombre a su pecado, él es verdaderamente quien había derramado la sangre inocente. En la restauración se va a comprometer a:

  • testificar. Él se comprometía a enseñar a los transgresores, los rebeldes, los pecadores, para que se volvieran a Dios. La restauración nos hace ser útiles para otros. Podemos y debemos ser más compasivos con aquellos que están en la misma condición de la cual nos ha sacado Dios. 

  • Cantará mi lengua de tu justicia. Abre mis labios, publicará mi boca tu alabanza. ¿Recuerdas al principio que decía no podía escribir por haber pecado? No me sentía digna de ello, tampoco de poder alabar. Pero después de la restauración hay una fuente que sale desde lo más profundo del ser, con alabanza y adoración, gratitud. ¿Las razones? Podríamos decir: “muy claras: la bondad de Dios, su misericordia, su gracia, su compasión. Por otro lado, mi pequeñez, mi torpeza. Y aún así, su amor por mí, su propósito en mí.” pero no dice eso, dice que la razón para alabar es cantar de la justicia de Dios. Que revelaciones más grandes tenía David. Vio el camino de la justificación divina, de alguna manera se le reveló algo que hoy nosotros sabemos con claridad, Cristo siendo nuestra justicia en la cruz del Calvario. 

Y va a terminar con una declaración tremenda para aquel tiempo en el que estaban funcionando los sacrificios ordenados por Dios. Y nos dice, que lo que realmente prefiere Dios no son animales ofrecidos en holocaustos, lo que Dios prefiere, lo que realmente le agrada es un espíritu quebrantado, un corazón contrito, que siente pesar por lo que ha hecho y viene humillado ante su presencia.

Spurgeon  escribió “Cuando el corazón lamenta su pecado, Tú te complaces más que cuando los becerros sangran bajo el cuchillo”. Así es. Dios se agrada de ti cuando vienes a Él en arrepentimiento, reconociendo tus imperfecciones, dónde has fallado, pidiendo perdón y restauración. 

Si hoy has sentido en tu corazón que Dios te ha hablado de algún pecado en particular del cual debes arrepentirte, no lo dejes pasar, acércate hoy en humildad y confiesa ante Él, esperando recibir la limpieza y restauración que Dios anhela para tu vida. 

Si aún no has entregado tu vida al Señor, si aún no le has confesado como tu Señor y Salvador, ahora es un buen momento para hacerlo. Queremos guiarte con esta pequeña oración. Por favor, repite conmigo.

“Amado Dios, en este día reconozco que soy pecador. Ahora mismo, me arrepiento de mis pecados y abro mi corazón para que entres en el. Yo confieso con mi boca y con mi corazón que creo que Tú, Señor Jesucristo, viniste al mundo y moriste por mí en la Cruz, para perdonar mis pecados y reconciliarme con el Padre. Quiero que seas mi Señor y Salvador personal. Te pido que escribas mi nombre en el Libro de la Vida , haz de mí una nueva criatura conforme a tu voluntad. Pido que el Espíritu Santo pueda venir a morar en mí y me ayude cada día a vivir una vida que te glorifique. Gracias por salvarme. Amén “.

Dios tiene grandes cosas para ti.

Que Dios te siga bendiciendo


Te espero en la próxima porción.

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