Podemos leer acerca de este acontecimiento en Mateo 17:1-5; Marcos 9:2-8 y Lucas 9:28-36.
Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, el hermano de Jacobo, y los llevó aparte, a una montaña alta. Allí se transfiguró en presencia de ellos; su rostro resplandeció como el sol, y su ropa se volvió blanca como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías conversando con Jesús. Pedro le dijo a Jesús: —Señor, ¡qué bueno sería que nos quedemos aquí! Si quieres, levantaré tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escúchenlo! Mateo 17:1-5 NVI
Seis días después Jesús tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó a una montaña alta, donde estaban solos. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Su ropa se volvió de un blanco resplandeciente como nadie en el mundo podría blanquearla. Y se les aparecieron Elías y Moisés, los cuales conversaban con Jesús. Tomando la palabra, Pedro le dijo a Jesús: —Rabí, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. No sabía qué decir, porque todos estaban asustados. Entonces apareció una nube que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado. ¡Escúchenlo!» De repente, cuando miraron a su alrededor, ya no vieron a nadie más que a Jesús. Marcos 9:2-8 NVI
Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. Y aparecieron dos personajes —Moisés y Elías— que conversaban con Jesús. Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. Pedro y sus compañeros estaban rendidos de sueño, pero, cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que estaban con él. Mientras estos se apartaban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso: —Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Este es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo». Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los discípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto. Lucas 9:28-36 NVI
A través de estos hechos que vamos a analizar ahora, veremos cómo Dios confirma que Jesús es el Mesías, su Hijo y además es el medio elegido por Dios para traer salvación a la humanidad.
Qué podemos aprender de este momento tan importante mirando los tres evangelios antes mencionados:
- Comienza diciendo “seis días después”. Por lo tanto, no se debe pasar por alto la conexión de este pasaje con el final del capítulo anterior. ¿Qué era lo que había estado ocurriendo? ¿cuál había sido la enseñanza que Jesús había estado dando? Nuestro Señor había estado hablando de:
- su sufrimiento y muerte que ocurrirían en un tiempo futuro no muy lejano,
- de la necesidad de que quien quiera ser su discípulo se niegue a sí mismo, y le siga
- de la necesidad de perder nuestras vidas si queremos salvarnos
- de su Reino y gloria futuros
Es decir, en otras palabras diremos: Jesús le había dicho a sus discípulos que el único medio para que el reino de Dios pudiera ser establecido en la tierra, en vidas de personas era única y exclusivamente a través de su sufrimiento y muerte. Jesús invitó a sus discípulos a seguirle, aunque deberían tener en cuenta que ellos mismos tendrían que perder su vida, si querían salvarla para ese reino. Ahora, en este acontecimiento que está próximo a ocurrir, Jesús va a mostrarles un adelanto de la gloria de su Reino. Este acontecimiento en el que veremos la manifestación de su majestad, servirá para compensar de alguna manera, el momento en el que lo verán totalmente humillado y ultrajado en la cruz.
Pasemos a verlo:
- Jesús pide a Pedro, a Jacobo y a Juan que le acompañen. Va a ser una experiencia sólo mostrada a su círculo más íntimo.
- ¿Dónde fueron? Fueron los cuatro, a una montaña alta, al monte Tabor a orar. Como en la mayoría de los acontecimientos importantes en la vida de Jesús, la oración forma parte una vez más de este acontecimiento y es que la oración era algo muy normal y necesaria para Jesús. Necesitaba estar dependiente de la dirección del Padre, hablarle y oírle.
- Mientras oraba, los distintos evangelios nos dicen:
- Su rostro resplandeció como el sol, y su ropa se volvió blanca como la luz.
- Su ropa se volvió de un blanco resplandeciente, como la luz y como nadie en el mundo podría blanquearla.
Jesús se transfiguró. ¿qué significa transfiguración?. Cambio de aspecto. La palabra que se usa esmetamorfóo G3339 y se define como “Hacer cambiar, [generalmente un estado de ánimo o sentimiento], el aspecto o la forma de una persona o una cosa.”
La transfiguración realmente consistió en manifestar la verdadera naturaleza de Jesús, que era hombre, pero que era totalmente Dios. Quitó el velo que impedía que se pudiera contemplar Su gloria, la Gloria del unigénito Hijo de Dios. Fue un momento especial, glorioso.
- Y se les aparecieron Elías y Moisés, los cuales conversaban con Jesús.
- Moisés representa al máximo legislador de Israel, ya que a través de él, Dios le dio la ley a la nación de Israel. Representa la ley.
- Elías por su parte, era considerado el más grande de los profetas. Representa a los profetas.
En este momento, estos dos hombres tan significativos para el pueblo de Dios estaban de alguna manera respaldando lo que Jesús era y había venido a hacer. Ellos habían anhelado el tiempo en el que Dios enviaría al Mesías y ahora estaban allí con Él. Además la aparición de estos dos grandes hombres de Dios se interpreta como la confirmación de las Escrituras que hablaban de Jesús.
- Nos dice que los tres tenían un aspecto glorioso. Esto me habla de como un día compartiremos de Su gloria. Dice Colosenses 3:4 NVI «Cuando Cristo, que es la vida de ustedes, se manifieste, entonces también ustedes serán manifestados con él en gloria.». 1 Juan 3:1-2 NVI «¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él. Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es.» Qué gran privilegio, hoy puedo decir, “soy hija De Dios” pero que grande esperanza, un día seré semejante a Él, porque le veré tal cuál es.
- hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. Es decir, estaban hablando y confirmando lo que ya antes Jesús les había anunciado a sus discípulos.
- Pedro y sus compañeros estaban rendidos de sueño, pero, cuando se despabilaron, vieron su gloria, la de Jesús y a los dos personajes que estaban con Él. El sueño nos impide ver la gloria de Dios, la gloria de Cristo. Cuándo el mundo es incapaz de ver la gloria de Cristo, démonos cuenta que están dormidos espiritualmente y que debemos orar para qué Dios los despierte, les abra los ojos, les quite el velo.
- Mientras estos se apartaban de Jesús, Pedro dijo una tontería porque estaban asustados. ¿Qué fue lo que dijo? “Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías”
- Primero, por una parte, compartió la gran verdad que todos anhelaríamos o deberíamos anhelar, estar en la gloria de Cristo y permanecer en ella
- Segundo, no había entendido la necesidad de la Cruz.
- La cruz era necesaria para que la humanidad pudiera un día participar de la gloria de Dios,
- Para que yo pueda disfrutar un día de la gloria de Dios, es necesario que acepte el sacrificio de Cristo en la cruz. Él pagó el precio por mis pecados.
- Estaba Pedro hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió. En el Antiguo Testamento nos encontramos varias ocasiones en las que la presencia de Dios se relacionaba con una nube.
- de la nube salió una voz que dijo:
- «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escúchenlo!» (Mateo)
- «Este es mi Hijo amado. ¡Escúchenlo! (Marcos)
- «Este es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo» (Lucas)
La voz del Dios Todopoderoso deja claro quién es Jesús y es nada más y nada menos que el Hijo de Dios. Cuándo Jesús se bautizó también se escuchó la voz audible del Todopoderoso reconociéndole cómo Su Hijo amado, pero en esta ocasión, dice algo tremendamente importante, dice “escúchenlo”.
La Escritura en Hebreos 1:1-2 NVI dice «Dios, que muchas veces y de varias maneras habló a nuestros antepasados en otras épocas por medio de los profetas, en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A este lo designó heredero de todo, y por medio de él hizo el universo.»
Allí estaban los máximos representantes de la ley y los profetas. Sus ministerios y el de otros profetas había sido traer la voz De Dios y preparar el camino para la venida del Hijo. Ahora Cristo había aparecido y debían escucharle a Él, es decir al Hijo. Por lo tanto, este versículo deja claro la súper eminencia de Jesús por sobre Elías (qué representa a los profetas) y Moisés (qué representa a la ley) ya que la voz del Padre dice que a quién hay que oír, es decir, seguir sus enseñanzas, obedecer sus mandamientos es a Jesús.
RYLE escribió acerca de las palabras finales de la voz del Cielo y nos dice “son palabras que siempre deben tener en mente los verdaderos cristianos.
Deben oír a Cristo.
- Él es el gran Maestro: para ser sabios deben aprender de Él.
- Él es la luz del mundo: para no perderse hay que seguirle.
- Él es la Cabeza de la Iglesia: para ser miembros vivos de su cuerpo místico hay que mirarle siempre a Él.
La cuestión más importante que nos concierne a todos no es tanto qué dice el hombre o el pastor, qué piensan la Iglesia o el Concilio, sino qué dice Cristo.
- A Él debemos oír.
- En Él debemos permanecer,
- en Él debemos apoyarnos.
- A Él debemos mirar.
Él y solo Él
- nunca nos fallará,
- nunca nos decepcionará y
- nunca nos extraviará”.
- Después de oírse la voz , ya no vieron a nadie más que a Jesús.
- Termina Lucas diciendo “Los discípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto” sí, por un tiempo guardaron silencio y les serviría en el momento más crucial de sus vidas, el momento de la cruz como ayuda, pero nunca olvidaron lo sucedido y un día comenzaron a contarlo y hoy dos mil años después lo siguen contando,
- Juan a través del evangelio que escribió dónde podemos leer Juan 1:14 NVI «Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.»
- y Pedro, a través de su segunda carta, dónde podemos leer, 2 Pedro 1:16-19 NVI «Cuando les dimos a conocer la venida de nuestro Señor Jesucristo en todo su poder, no estábamos siguiendo sutiles cuentos supersticiosos, sino dando testimonio de su grandeza, que vimos con nuestros propios ojos. Él recibió honor y gloria de parte de Dios el Padre, cuando desde la majestuosa gloria se le dirigió aquella voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él». Nosotros mismos oímos esa voz que vino del cielo cuando estábamos con él en el monte santo. Esto ha venido a confirmarnos la palabra de los profetas, a la cual ustedes hacen bien en prestar atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día y salga el lucero de la mañana en sus corazones.»
Por lo tanto, hoy fortalécete en este acontecimiento poderoso y recuerda, Cristo, el Amado, el Escogido, el único y verdadero unigénito Hijo de Dios en quién Dios se agrada, está hablando y Dios Padre quiere que le oigamos. Si hoy le oyes, no endurezcas tu corazón.
Qué Dios te bendiga
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