Te doy gracias mi Dios por tu fidelidad, gracias que me has acompañado cada día, gracias por las palabras que has hablado a mi vida de manera personal, gracias por las que he visto que ya has cumplido y gracias por la que aún no he visto, pero que sé que sé, que cumplirás. Gracias por las palabras que has hablado en conjunto como iglesia, creo que eres fiel para cumplirlas, te veremos de manera poderosa. Gracias por cada palabra hablada a cada hermano, por las respuestas que ya les has dado y por las que están por venir. Gracias por tu Palabra, llena de promesas para nuestras vidas, ayúdanos a entenderlas, recibirlas y perseverar hasta verte cumplirlas. Sí mi Señor, tus palabras son valiosas, más valiosas que cualquier otra cosa. Háblanos cada día.
