Lo primero que debemos tener en cuenta es qué entendemos por temor de Dios. No es tenerle miedo ni mucho menos, sino que de la revelación que tenemos de Dios, de su grandeza, majestad, decidimos honrarle, alabarle y obedecerle por quien es Él. Así que este proverbio nos dice que aquellos que temen a Dios, con una revelación correcta de lo que ello consiste, Dios los bendice al multiplicar sus días.
Por el contrario, nos dice que los años de los impíos serán acortados. No dice que Dios se los acorte. Creo más bien que las malas actitudes y comportamientos de los impíos hacen que ellos mismos con estres, vicios y demás les lleve a acortar sus días.
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