Lo que es bueno para unos no lo es a los ojos de otros. Lo que trae paz, confianza y seguridad a unos le trae estrés, preocupación y miedos a otros. Los ojos del Señor están en todo lugar observando a todos. No hay ningún lugar oculto a sus ojos, ni ninguna persona. A mí especialmente me da tranquilidad y confianza saber que Dios me cuida, que no estoy sola; perdida en este mundo, muchas veces de desconcierto. Otros se sienten intimidados ante la mirada de Dios. La diferencia radica en la relación que tenemos con Dios y los hechos que vivimos. Si tengo buena relación con Dios y camino en sus caminos no tenemos porqué vivir en tensión. No me siento vigilada en el mal sentido sino cuidada y protegida por mi Padre y estoy agradecida por ello:
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