Hoy nos encontramos ante un consejo muy sabio pero difícil de poner por prácticas en un principio. Gracias a Dios que cuando aprendemos es fàcil.
Cuando alguien me hacía algo lo natural en mí era preguntar por qué, enfadarme. Recuerdo un tiempo cuando incluso llegue a expresarme por escrito para no ser malentendida, para no dejar que dijeran que había dicho y aún así era malinterpretada.
El Señor me enseñó que al final eso me hacía más daño y que al final por tener un carácter fuerte, quedaba la pelota en mi tejado. Me ha enseñado a confiarle todo a Él de forma que Él sea quien saca a la luz mi justicia. ¡Cuántas batallas que debía haber ganado perdí por no seguir este conseno! Gracias Señor por tus enseñanzas, por tu ayuda.
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