El pintor cuando empieza su obra tiene un lienzo en blanco pero en su mente y corazón tiene el producto final.
Cuando el constructor empieza a edificar, tiene un espacio vacío, y en muchos momentos, comienza teniendo que derribar para poder edificaA pero tiene su diseño final en un papel, ordenador y sobre todo en su mente y corazón.
De la misma manera, cuando cada día comenzamos a cocinar empezamos con un utensilio vacío y una serie de productos que después de un tiempo nos habrá dado un plato sabroso y nutritivo.
Cuando Dios nos mira, tiene el proceso de santificación final de nuestra vida. Él llama lo que no es como si fuera y por eso te puede llamar profeta, maestro, pastor, siervo..
Cuando llamó a Pedro, vio al pescador de hombres, vio al siervo, al apóstol, al pastor, al líder.
Muchos hablan hoy día de Pedro con el producto intermedio, "el metepatas, el que lo negó". A mí siempre me ha entristecido la manera en la que el cristiano ha tratado a este gran hombre de Dios. Él no dejó que sus fallos le desviaran de lo que Dios quería para él, así que se arrepintió, se reconcilió con Dios. Podía haberse quedado así, no seguir avanzando pero no, él aprendió a llamárseles e a sí mismo y actuar como lo veía Dios y eso marcó la diferencia.
¿Te llamas a ti mismo y actúas como te llama Dios? Es importante que en todo momento tengamos una visión realista de nosotros mismos y esa visión solo puede dárnosla Dios pero también es importante que tengamos en nuestra mente y corazón el producto final de nuestras vidas, cómo nos ve Dios, a dónde quiere Dios que lleguemos.
Dios me llama pastora y maestra. Estoy pasando un tiempo de dificultad por problemas de salud, que me llevan a que esa realidad de Dios en mi vida no se vea muy bien, parece bastante empañada. Esa es mi realidad de hoy, debo trabajar en mis debilidades, en mi compromiso, mis fuerzas, mis estudios, mi tiempo con Dios, mi tiempo con los hermanos. Si me quedo con mi realidad de hoy, me desanimaría totalmente así que hoy decido dejar que su gracia siga trabajando en mí y en mis debilidades sin dejarme de enfocar en el final que Dios ve.
Amado Padre pido por cada vida que esté leyendo esto para que nos traigas una perspectiva real de nuestras vidas, que en su misericordia, su gracia siga trabajando en nuestras debilidades, moldeando día a día nuestras vidas. Ruego que nos ayudes a no desanimarnos, ni a correr más rápido de lo que quieres para nosotros. Padre ayúdanos a confiar cada día que el que comenzó la buena obra la completará.
Qué Dios te bendiga mucho
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