Cuán importante es este consejo sabio de Dios. En el vemos que nuestras actitudes y acciones tienen consecuencias. Por un lado, nos encontramos con el hombre misericordioso. La misericordia es no dar lo que uno merece; así que mostramos amor; misericordia cuando somos capaces de no dar a otros lo que merecen. Dice que el hombre así a quien realmente hace bien es a si mismo, a su alma.
Por otro lado vemos al cruel. Aquel que es dañino y cree que el daño se quedará en la persona que es objeto de su maldad de pero no es así. Dice que aquel que actúa con maldad a quien realmente atormentará o se hará daño es a si mismo.
Busca alejar la maldad de tu vida y que la misericordia crezca día a día en tu vida. Parezcamonos cada día más a nuestro Padre celestial.
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