Hoy el sabio nos aconseja contra un pecado mucho más frecuente de lo que creemos, el orgullo, la soberbia o altivez de espíritu como lo llaman en este verso. Cuántas veces he oído a personas discutir y no ir la una a la otra a reconciliarse por orgullo. Has oído "YO, no voy, si quiere que venga a mí". Este es un ejemplo claro donde se infiltra esa cosa pequeña pero cruel y muy grande a la vez. A algunos se les de lejos, solo tienes que mirar su altivez de pecho, como si lo llevarán lleno de aire y no quisieran perder nada, y en otros es más difícil de discernir. Aquí nos aclara, ojo, hay destrucción y caída para este pecado, que tanto desagrada a Dios.
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