En el pueblo judío hubo falsos profetas, y también entre ustedes habrá falsos maestros que encubiertamente introducirán herejías destructivas, al extremo de negar al mismo Señor que los rescató. Esto les traerá una pronta destrucción. Muchos los seguirán en sus prácticas vergonzosas, y por causa de ellos se difamará el camino de la verdad. Llevados por la avaricia, estos maestros los explotarán a ustedes con palabras engañosas. Desde hace mucho tiempo su condenación está preparada y su destrucción los acecha. 2 Pedro 2:1-3 NVI
Hoy comenzamos con el segundo capítulo de la carta de Pedro y vamos al problema, había falsos maestros. Judas escribe igual en su carta, pareciera que es un plagio cómo algunos quieren destruir la reputación de Pedro, pero estos días atrás vimos cómo los hombres elegidos por Dios escribieron guiados por el Espíritu Santo. Así que considero que más que plagio es preocupación y reiteración en un tema muy pero muy importante. ¿Por qué?
Porque siempre hemos necesitado y necesitaremos maestros que nos enseñen la Palabra de Dios, personas elegidas por Dios para mostrarnos las maravillas de Dios.
Hoy no meditaremos en los falsos, sino agradeceremos a Dios por el don de la enseñanza. Pidamos a Dios que prepare nuestro corazón siempre para aprender. Que seamos librados de actitudes de “yo lo sé ya todo, no necesito que nadie me enseñe”. Que tengamos hambre, de conocer y entender la Palabra de Dios. Oremos por los que enseñan, qué Dios los capacite, les enseñe, ministre y les den las capacidades necesarias para poder comunicar la verdad.
Qué Dios te bendiga
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