Mientras estemos aquí, el Señor está con nosotros, y cuando somos llamados a partir, estamos con Él. No se puede separar al santo de su Salvador. Ellos son uno, y siempre han de ser uno: Jesús no puede estar sin Su propio pueblo, pues sería una cabeza sin un cuerpo. Ya sea que seamos arrebatados en el aire, o que descansemos en el Paraíso, o que permanezcamos aquí, estamos con Jesús; ¿y quién nos apartará de Él?
¡Qué gozo es este! Nuestro honor supremo, nuestro descanso, nuestro consuelo y nuestro deleite, es estar con el Señor.
C.H.Spurgeon
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