Estos días atrás, mientras leía el devocional sentí en lo más profundo de mi ser que tenía el privilegio de poder conocer a Dios, que no hay nada que se pueda comparar a eso, que no hay mayor privilegio, mayor beneficio a obtener. Soy privilegiada por tenerle como mi Dios y Señor, como mi Padre y Maestro, como mi Salvador y Sanador. Podría seguir diciendo quien es Dios para mí, para nosotros y no acabaría
Hoy meditaremos en un salmo excelente, considerado como uno de los monumentos más antiguos de la poesía hebrea, es a su vez de gran excelencia y muy difícil de interpretar en algunos puntos.
Va a celebrar la presencia perpetua de Dios con su pueblo, algunos puntos del camino de Jesús entre su pueblo y su ascenso a la gloria, así que nos enfrentamos a un gigante y en humildad pedimos a Dios que nos dé revelaciones y que nos hable a través de su palabra. Pedimos al Espíritu Santo discernimiento espiritual, porque el texto habla de batallas, batallas en el terreno natural y batallas en el espiritual y cómo Dios ayudó a su pueblo. De la misma manera, pedimos que nos enseñe para nuestras batallas diarias, para que podamos ver bien no solo lo que enfrentamos sino a quienes tenemos a nuestro lado, Dios y su ejercito y las armas con las que contamos.
Como bien nos muestra el CBMH, "nos encontramos con entusiastas alabanzas y en medio se celebran las marchas victoriosas de Dios en el éxodo, en el desierto, en Canaán y constantemente en su pueblo que marcha en alabanzas". No enfatiza la batalla sino su presencia y victoria. Esto es importante porque me debe llevar a pensar en qué me estoy enfocando, cuales son los pensamientos que me gobiernan. Que seas Tú Señor, tu ayuda y tus armas de victoria.
Usaremos las divisiones del CBMH para reflexionar brevemente en el texto. Allá vamos.
Un cántico de victoria en el éxodo: salmo 68:1-6
Levantese Dios, sean esparcidos sus enemigos, Y huyan de su presencia los que le aborrecen. Como es lanzado el humo, los lanzarás: Como se derrite la cera delante del fuego, Así perecerán los impíos delante de Dios. Mas los justos se alegrarán: gozarse han delante de Dios, Y saltarán de alegría. Cantad á Dios, cantad salmos á su nombre: Ensalzad al que sube sobre los cielos En JAH su nombre, y alegraos delante de él. Padre de huérfanos y defensor de viudas, Es Dios en la morada de su santuario: El Dios que hace habitar en familia los solos; Que saca á los aprisionados con grillos: Mas los rebeldes habitan en sequedad. Salmos 68:1-6 RVES
El salmo comienza con una gran verdad, una petición, que bien debería ser lo primero que debemos buscar en cualquier batalla, levántate Señor. Si Dios no va a la batalla, nos enfrentaremos al fracaso, pero si el Dios Todopoderoso se levanta, a sus enemigos no les queda otra que huir, porque Dios los esparcirá, los lanzará como humo. En cualquier batalla contamos con la ayuda de Dios pero debemos clamar y esperar a que Él se levante y no pelear nosotros solos nuestras batallas. Contamos con el Todopoderoso de nuestro lado, pidámosle que sea Él quien dirija nuestra marcha.
El Dios que libró y venció en el pasado es el mismo que hoy quiere y puede librarte y vencer en tu presente, en tu futuro, así que clama en tu situación ¡levántate Señor y pelea esta batalla! Recuerda no es tuya, es del Señor.
También comienza el salmo estableciendo otra verdad, hay quienes aborrecen a Dios y por lo tanto aborrecen a su pueblo, así que no nos debemos ni desanimar ni amedrentar. Dios tiene un enemigo que es y debe ser el enemigo de nuestras almas. Muchas veces lo vemos de forma muy genérica y decimos aborrecer a aquel que aborrece a nuestro Dios, aborrecemos a Satanás y sus huestes, pero ¿qué de las cosas carnales que tienen total enemistad con Dios? Dejamos pasar determinadas cosas porque son cosas de la cultura, del mundo actual, pero van en contra totalmente de Dios y su palabra, así que deberíamos tenerlos por enemigos. No nos adaptemos al divorcio, al aborto, a la promiscuidad, a las relaciones sexuales inadecuadas, todos esto va en contra del corazón de Dios. Aborrezcamos lo que Dios aborrece y oremos para que huya totalmente de nuestras vidas, mentes, congregaciones. Pidamos con fuerza que Dios se levante y aleje todo esto de su presencia, de nuestra presencia.
¿Qué hemos de temer si ante su presencia el enemigo es disipado, derretido? Quizás hoy podamos ver fortalezas, oscuridades, pero nos dice el versículo dos que no son duraderas, los impíos y sus artimañas perecerán.
Hubert Bower nos dice, y tristemente es verdad, que algunas veces nos dejamos desanimar y perturbar por determinadas brillanteces en otros, envidiamos su prosperidad, su bienestar, pero luego nos damos cuenta que no debemos confiar en esas cosas porque lo que hoy nos parece brillante, tendrá un fin no tan glorioso.
Miramos el salmo con el conocimiento de que en el pasado, Dios fue el ayudador de las batallas de su pueblo, con la fe y esperanza de que lo será también en nuestro presente y nuestro futuro y con la expectativa de su glorioso regreso, cuando sean enfrentadas las batallas finales y nuestro Señor establezca definitiva y eternamente su gobierno. Llega el día en el que Cristo volverá y sus enemigo se disiparán. ¿Estoy familiarizada con esa verdad? ¿Oro para que Él vuelva?
En cambio, los justos se alegran, se gozan, saltarán de alegría, cantarán al Dios vivo. La mayor arma de victoria es nuestra adoración. El enemigo lo sabe y quiere vernos tristes, hundidos, desanimados, porque así nos tiene donde quiere, pero nada puede contra aquellos que declaran quien es Dios, quienes establecen su reino y trono en medio de las dificultades, quienes declaran Dios reina. Cantemos al Señor, cantemos salmos a su nombre, preparemos el camino para que su presencia se establezca y expulse a todo enemigo. Dios es el único que cabalga en las nubes, Jah es su nombre.
¿Conocemos los nombre de Dios? ¿Lo que significa? ¿Lo declaramos en medio de nuestras alabanzas? Dios revélate más y más a nuestras vidas, que en medio de la enfermedad cantemos a Jah Rafa, en medio de la soledad a Emanuel, en medio de injusticia a Jah-Tsidkenu y así en cada situación.
Y nos dice los versículos 5 y 6 que Dios no tiene hijos individualistas, tiene una familia y Él es en medio de ellos su Padre. Nosotros no debemos ser personas que viven su fe de forma independiente. Estamos llamados a formar parte de la familia de Dios y eso es un gran privilegio, pero en la batalla que enfrentamos también es una gran responsabilidad. Dios llamó a solitarios y cautivos a ser hermanos, siervos, ministros en esta gran historia que tenemos por delante. Que podamos ver y vivir juntos las victorias.
Un himno de victoria en el desierto Salmo 68:7-10
Oh Dios, cuando tú saliste delante de tu pueblo, Cuando anduviste por el desierto, (Selah,) La tierra tembló; También destilaron los cielos á la presencia de Dios: Aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel. Abundante lluvia esparciste, oh Dios, á tu heredad; Y cuando se cansó, tú la recreaste. Los que son de tu grey han morado en ella: Por tu bondad, oh Dios, has provisto al pobre. Salmos 68:7-10 RVES
Dios va delante de su pueblo. No estamos solos ante ninguna situación. Dios ha prometido no dejarnos ni abandonarnos y mucho menos en situaciones de desierto. Además no es solo que va con nosotros, dice que va delante.
En el desierto, te puedes perder porque todo parece igual, así que Dios se asegura que lleguemos al destino yendo delante. Gloria a Dios. Grande es nuestro Dios.
Cuando va delante no hay ni quién ni qué permanezca igual, la tierra y el cielo es afectado para que bendiga a su pueblo, la tierra tembló, los cielos destilaron, abundante lluvia esparciste.
Y alaba al que en medio del desierto reanimó a su posesión. ¿Estás exhausto? ¿Necesitas ánimo? Descansa en el Dios que tiene poder para reanimarte, nos dice y cuando se cansó, tú la recreaste.
Pensemos un momento en las historias del pueblo de Dios por el desierto y no hay otra cosa que hacer que adorar. En el desierto deberíamos de tener una expectativa de progreso, bendición, crecimiento. El desierto fue el paso de una vida de esclavitud a una vida de posesión y prosperidad y no solo eso, fue un tiempo de revelación profunda de Dios, su palabra. ¿Entendemos que fue en el desierto, en la dificultad que Dios les dio la ley, que Dios les guió a construir el tabernáculo?.
Dios quiere revelar su palabra de forma más profunda, quiere que veas que no solo provee para tus necesidades sino para la edificación de su reino, que quiere que seas útil en ese tiempo. No es tiempo de inactividad sino de construcción, de paso a un lugar y propósito mejor.
Y finalizamos esta porción apropiándonos de la gran verdad, Dios lleva a su pueblo a prosperidad, mientras los rebeldes habitarán en sequedales. En algunas versiones dice el versículo 10, "con abundante cosecha, oh Dios, proveíste para tu pueblo necesitado". Aleluya, alaba a Jehová-Jireh
Descansa en la provisión de Dios, que en su bondad provee para el pobre. En todo el camino en el desierto, no les faltó alimento y la ropa no se les estropeó. Caleb cuando llegó a las puertas de Canaán con 80 años tenía fuerzas para luchar y conquistar.
En todo el camino en el desierto, Dios los defendió y les dio victoria contra sus enemigos.
Cántico de victoria en Canaán Salmo 68:11-14
El Señor daba palabra: De las evangelizantes había grande ejército. Huyeron, huyeron reyes de ejércitos; Y las que se quedaban en casa partían los despojos. Bien que fuiesteis echados entre los tiestos, Seréis como las alas de la paloma cubierta de plata, Y sus plumas con amarillez de oro. Cuando esparció el Omnipotente los reyes en ella, Emblanquecióse ésta como la nieve en Salmón. Salmos 68:11-14 RVES
El versículo 11 es traducido de forma distinta según la versión, unas veces dice ejercito, otras mensajeros y otras huestes de mujeres. ¿Cuál es la razón? La palabra que se usa en hebreo aunque es femenina algunas veces se traduce para un colectivo. ¿Marca diferencia? No es un momento para debatir acerca del género sino para que meditemos y formemos parte de ese gran ejercito que anuncia, que proclama, que alerta acerca de las buenas nuevas. Somos anunciadores, seas hombre o mujer, tenemos el privilegio y el deber de anunciar las buenas nuevas, de fortalecer con los mensajes de Dios a los débiles, a los de corazón apocado. Dios da palabra a sus siervos y sus siervos la proclaman. Cuando hablamos la palabra dada por el Señor, las huestes retroceden, huyen y nosotros recibimos fruto. Aleluya.
Y con el versículo 13 nos encontramos también ante uno de los pasajes difíciles de entender ¿qué hacemos con ello? Debatimos y peleamos como con el género. No, buscamos la sabiduría de Dios y confiamos en que lo que no entiendo hoy muy posiblemente lo entenderé más adelante y si no es el caso, como ocurre con este verso, estamos con la expectativa que será revelado el día que estemos en su presencia.
Lo que podemos es considerar la vedad. Dios cambia nuestras actitudes y nuestra apariencia. Aquellos que un día fueron esclavos serán como palomas que vuelan libres por la libertad pagada en la cruz. Aquellos que un día estaban oscuros por el trabajo pesado al sol, brillarán con el resplandor y el brillo que les trae Dios a sus vidas.
¿Cuando brillamos? ¿Cuando resplandecemos? Cuando dejamos que su gloria se manifieste en nosotros, cuando Dios nos da la victoria. Las victorias de Dios a tu vida traen liberación de los enemigos, los esparce. Aleluya.
SIon, el monte de la victoria Salmo 68:15-18
Monte de Dios es el monte de Basán; Monte alto el de Basán. ¿Por qué os levantáis, oh montes altos? Este monte amó Dios para su asiento; Ciertamente Jehová habitará en él para siempre. Los carros de Dios son veinte mil, y más millares de ángeles. El Señor entre ellos, como en Sinaí, así en el santuario. Subiste á lo alto, cautivaste la cautividad, Tomaste dones para los hombres, Y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios. Salmos 68:15-18 RVES
Dios eligió el monte de Basán como un lugar específico para bendecir, una región llana con montes, con gran vegetación, lugar muy privilegiado para los ganaderos.
Aquí es identificado con Sion, el monte elegido por Dios, una representación del lugar donde haría morada.
Dios es libre de elegir a quién y cómo bendecir, a quién y en quién hacer morada. Y vemos como aquí, que muchos miran con hostilidad a aquel lugar o a aquellas personas en las que Dios ha decidido habitar, pero dice "habitará allí para siempre".
Me encanta la promesa de Dios que dice en Filipenses 1:6 "Estando confiado de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;". Confiemos en la fidelidad de Dios para con su pueblo, para con su iglesia.
Confiemos en que Dios quiere edificar tu congregación y tu vida. La iglesia no es la obra de un hombre sino del Hijo del Hombre.
La presencia de Dios es la fuerza, el motor de su iglesia. Hoy día muchos están edificando sobre hombros humanos y eso no glorifica a Dios. Es Dios quien tiene el poder de hablar, ministrar, bendecir. Ni yo, ni ningún hombre puede cambiar lo que sientes y piensas en este momento pero Dios sí. El hombre solo es el instrumento elegido y esos carros de Dios que se cuentan por miles, millares para ayudar a llevar su mensaje, su gloria.
Y nos encontramos con el verso 18 que Pablo citará en Efesios 4:8 para decir de Cristo, de su victoria en la cruz sobre Satanás, la muerte, el pecado y también los dones que Cristo repartió a su iglesia.
Que tremendo, contamos como máximo, como principal, como Cabeza con Cristo y además con los dones que nos da para poder hacer la obra. No solo no estamos solos ante este tremendo llamado, sino que nos ha capacitado con todo lo que nos hace falta.
Con el Señor Jesús contamos con la victoria y Él tomará tributos de los hombres. Le agrada que le demos y qué podemos darle sino adoración, servicio y entrega.
Oremos, porque no queremos ser igual que hasta hoy, queremos un mayor compromiso. Levántate y haz la obra para la cual Dios te ha llamado.
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