No deseches, hijo mío, el castigo de Jehová; ni te fatigues de su corrección: porque al que ama castiga, Como el padre al hijo á quien quiere. (Proverbios 3:11-12 RVES)
El evangelio de San Juan nos dice "Mas a todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre". (Juan 1:12 RVES)
Cuando aceptamos a Cristo como el Salvador de nuestras vidas, somos adoptados por Dios como hijos y es por ello que tenemos que ver la disciplina como parte del amor de nuestro Padre espiritual para con nosotros ya que busca un beneficio espiritual para nosotros.
Otra forma de reconocer al Señor es aceptando y sometiéndonos a Su disciplina y ser corregido es una prueba de que se es hijo.
Dios quiere educarnos como Padre, pero como quiere lo mejor para nosotros, no nos da una educación permisiva, ni consentidora sino que busca un proceso beneficioso de crecimiento y sanidad.
La disciplina de Dios viene de su corazón paternal y quiere lo mejor para ti, busca tu beneficio ya que quiere mejorar tu vida, tu carácter. Es por ello que dice no deseches, no te fatigues, no te quejes, no abandones.
Muchos están deseosos de recibir sus misericordias y sus gracias y no entienden que la parte más maravillosa de su gracia consiste en educarnos, hacernos a su imagen.
No te quejes, no abandones por no querer cambiar aquello que te hace daño, considera tu disciplina a la luz de los sufrimientos de Cristo. Además, entiende que es parte imprescindible en el proceso de santificación.
Y estáis ya olvidados de la exhortación que como con hijos habla con vosotros, diciendo: Hijo mío, no menosprecies el castigo del Señor, Ni desmayes cuando eres de él reprendido.Porque el Señor al que ama castiga, Y azota á cualquiera que recibe por hijo. Si sufrís el castigo, Dios se os presenta como á hijos; porque ¿qué hijo es aquel á quien el padre no castiga? Mas si estáis fuera del castigo, del cual todos han sido hechos participantes, luego sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos por castigadores á los padres de nuestra carne, y los reverenciábamos, ¿por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, á la verdad, por pocos días nos castigaban como á ellos les parecía, mas éste para lo que nos es provechoso, para que recibamos su santificación. (Hebreos 12:5-10 RVES)
Que Dios te bendiga
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Bibliografía:
Santa Biblia - Versión Reina Valera 1909
Comentario Bíblico Mattew Henry
Comentario Mundo Hispano - Proverbios
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