Hebreos 2:1-3 NVI nos dice que tenemos una salvación muy grande y que no debemos descuidarla. ¿Has considerado alguna vez, todo lo bueno y grande que llega a tu vida cuando decides aceptar la Salvación que Dios ofrecía por medio de Jesús?. .
«Por eso es necesario que prestemos más atención a lo que hemos oído, no sea que perdamos el rumbo. Porque, si el mensaje anunciado por los ángeles tuvo validez, y toda transgresión y desobediencia recibió su justo castigo, ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue anunciada primeramente por el Señor, y los que la oyeron nos la confirmaron.»
Hoy vamos a ver algunas de esas grandes bendiciones que por fe vienen a nuestra vida. Comenzamos mirando Efesios y
Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte. Efesios 2:8-9 NVI
Reconociendo, que todos nacemos alejados de Dios e incapacitados a reconciliarnos con Él por méritos propios. No hay obra que podamos hacer, ni mucho dinero que pudiéramos pagar, para poder recibir la salvación y la reconciliación con Dios. Así que Dios, envió a su Hijo a sufrir el castigo que nos correspondía y así por gracia, por su infinito amor, regalarnos la salvación. Lo que para nosotros es pura gracia, totalmente gratis, le costó al Creador y Señor del Universo algo tremendamente grande e importante, la vida de su Unigénito Hijo. Lo entregó a morir por ti y por mí en la cruz para darnos salvación.
Muchas veces, podríamos decir: vale, ahora he sido salvado, pero ¿hay algo más que ha ocurrido en mi vida en ese momento tan trascendental? Veamos:
- Me convierto en hijo adoptado por Dios. Gloria sea por siempre a su nombre. El pasaje dónde podemos leerlo es Juan 1:12-13 NVI “«Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Estos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios.”. Hay muchos que nacen en lo que algunos consideran familias privilegiados, realeza, grandes magnates, políticos pero el nacer en la familia de Dios es el mayor se los privilegios que jamás nadie pudiera tener, ser hijo de Dios, del Creador, del Soberano. Cuándo nos reconocemos nada ante Él, Él nos levanta y nos hace sus hijos. Cuán grande es su profundo y maravilloso amor.
- Me convierto en hermano de Cristo. considero que es un privilegio tremendo convertirme en hijo de Dios y en hermano de Cristo. Tener una relación cercana y profunda con Él, caminar con Él, y ser orientado por Él. Yo soy la segunda de una familia y mi hermano ha abierto camino para mí en muchos aspectos, me ha aconsejado y sigue haciéndolo. Para mí es un privilegio contar con él y de la misma manera y aún mucho mejor porque mi hermano no es ni mucho menos Jesús, soy privilegiada al contar con los consejos y la ayuda de mi hermano mayor. “Tanto el que santifica como los que son santificados tienen un mismo origen, por lo cual Jesús no se avergüenza de llamarlos hermanos,” Hebreos 2:11 NVI
- Me convierto en amigo de Cristo. «Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes. Juan 15:15 NVI Jesús vino a enseñarnos, a mostrarnos al Padre, a tener una relación muy cercana con Él. Tenemos el privilegio de acercarnos a Su Palabra viva y conocerle más y mejor. Tenemos que tomar la costumbre de leer cada día Su Palabra y ponerla por práctica, que cada día podamos ser transformados, santificados. La obediencia a Su Palabra produce en nosotros el cambio de carácter necesario en cada uno. Me transforma a su imagen. Miel SAN Marcos ha escrito en referencia a 1 Juan 2:6 que dice “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”. “No es sólo decir que permanecemos en él, es demostrarlo con la vida, con los pensamientos, con las decisiones, con las acciones, siendo iglesia, siendo cuerpo de Cristo, siendo hijos obedientes que son luz en todo momento, en toda circunstancia.” Entonces es verdad, que es algo que ocurre automáticamente cuando acepto a Cristo, pero que crece conforme decido crecer en obediencia. Es como las relaciones, que con el roce se convierten en más fuertes y firmes. ¿cómo es tu relación de amistad con Cristo?
- He sido trasladado del reino de las tinieblas al reino de la luz . “Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo,” Colosenses 1:13 NVI. Hay un mundo espiritual que no podemos ver de forma natural. Existe el reino de Dios, es decir, dónde se hace la voluntad de Dios y el reino de las tinieblas, allí dónde no se hace la voluntad de Dios y gobierna el diablo. Lo más terrible es que si no estoy en el reino de Dios, estoy bajo el dominio de la oscuridad. Cristo, al instante me traslada a su reino de luz, y ya no estoy sometida al dominio del maligno. Gloria a Dios por siempre.
- He sido liberado de:
- Condenación: “Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús.” Romanos 8:1 NVI. Porque tu fuiste, hiciste, dijiste... ahh ya eso ha sido perdonado en Cristo. No puede venir nadie a condenarme.
- Pecado: “Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios, cosechan la santidad que conduce a la vida eterna.” Romanos 6:22 NVI. Ya eres libre de aquello que te ataba. Tienes que saberte libre y que eso no puede controlarte. Me viene a la mente cuando un pequeño elefante le ponen una cuerda en la pata. Aprende a que no puede escapar. Cuándo es grandísimo, una pequeña cuerda sigue siendo su atadura, no sabe su fuerza. Conoce tu Libertad y tu fuerza que está en Cristo.
- Muerte eterna: “Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.” Romanos 6:23 NVI. Dios me libera de la muerte que era mi castigo y me da la vida eterna en Cristo Jesús
- Poder del diablo: “Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo,” Colosenses 1:13 NVI ya no estás bajo su dominio, sino que el que está en nosotros es mayor que el que está en el mundo.
- Castigo de Dios: “Y ahora que hemos sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de él, seremos salvados del castigo de Dios!” Romanos 5:9 NVI. Sí, Cristo pagó en la cruz lo que era tu cuenta. Has sido liberado.
- Soy justificado instantáneamente. Cuándo aceptamos a Jesús, comenzamos un proceso de santificación cómo ya hemos comentado, pero hay otro acto instantáneo qué ocurre cuándo lo acepto como mi Salvador y es la justificación. Es ese momento, Dios nos hace justos, nos perdona nuestros pecados, anula el acto de los decretos que había contra nosotros y los clava en la cruz. “Sin embargo, al reconocer que nadie es justificado por las obras que demanda la ley, sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe en él y no por las obras de la ley; porque por estas nadie será justificado.” Gálatas 2:16 NVI Uno de los privilegios más grandes que tenemos es ser justificados por la Fe en Cristo. El pecado es un peso pesado en nuestras vidas, nos ata, nos lleva cabizbajos normalmente pero experimentamos un gozo inexplicable cuando somos perdonados. El Salmo 32 nos habla un poco acerca de esto “Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados. Dichoso aquel a quien el Señor no toma en cuenta su maldad y en cuyo espíritu no hay engaño. Mientras guardé silencio, mis huesos se fueron consumiendo por mi gemir de todo el día. Mi fuerza se fue debilitando como al calor del verano, porque día y noche tu mano pesaba sobre mí.“. Salmo 32:1-4 NVI. Huesos que se consumen, gemir.... podemos creer que no era así pero ¿recuerdas algún momento en el cuál no has podido dormir por hacer o decir algo mal? yo sí y también la paz que he experimentado cuándo he confesado mi pecado a Dios y si es necesario a alguna persona.
- Puedo entrar al trono de la gracia para obtener oportuno socorro. Podemos leer en Hebreos 4:16 NVI “Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.” Maravillosa promesa. Han habido muchos momentos de mi vida en la que nunca hubiera podido imaginar poder entrar al trono de gracia. Si lo consideras es un privilegio tremendo porque estamos hablando de entrar al trono de Dios. Pero en Cristo, tengo esa bendición y cuándo me acerco, obtengo la gracia, el favor inmerecido de Dios, el oportuno socorro que necesito o necesitan otros. Así que debo de aprovechar ese gran privilegio y acercarme al trono de Dios y orar por otros y por mí. Cambiar situaciones de este mundo extendiéndole el oportuno socorro de Dios. Esa es una gran bendición.
- Soy templo de Dios, Él envía a su Espíritu Santo a vivir en mí. Ya no camino solo, nunca más en la vida estaré solo porque Dios ha enviado a Su Espíritu Santo a morar en mí. Podría haber elegido oro, platino, la mejor madera, los mejores escultores y artífices pero te eligió a ti y a mí, seres humanos imperfectos. La deidad viviendo en un cuerpo débil y que poco a poco se va desgastando, pero que lleva la gloría de Dios allí dónde vaya. “¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?” 1 Corintios 3:16 NVI. Hubo una vez un templo creado magnífico, y por la oración se llenó de la shekina de Dios. Luego el pecado hizo que la gloria de Dios dejara el templo. Hoy vino a vivir en mí y debo ser consciente de buscar la santidad, alejar el pecado de mi vida, para que la gloria de Dios no se aleje de mí.
- Formo parte del cuerpo de Cristo, y en ella tengo un propósito para lo cual he sido dotada con unos dones. en Él estamos completos y se nos encomienda el ministerio de la reconciliación. Somos sus embajadores. Gloria a su nombre.
- De hecho, aunque el cuerpo es uno solo, tiene muchos miembros, y todos los miembros, no obstante ser muchos, forman un solo cuerpo. Así sucede con Cristo. Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo —ya seamos judíos o gentiles, esclavos o libres—, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.» 1 Corintios 12:12-13 NVI
- Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas. 1 Pedro 4:10 NVI
- Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación: esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación. Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: «En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios». 2 Corintios 5:18-20 NVI
- Tenemos la mente de Cristo.«¿quién ha conocido la mente del Señor para que pueda instruirlo?» Nosotros, por nuestra parte, tenemos la mente de Cristo.” 1 Corintios 2:16 NVI, La mente es el centro de la inteligencia, del razonamiento, y de la memoria. Tener la mente de Cristo implica saber lo que Él piensa y conocer los planes que Él tiene para nosotros. Y además, ten en cuenta que sabe sí haré o no, si podré o no. Él nos conoce perfectamente
- Tengo en el cielo a Jesús intercediendo por mí. Por eso también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos. Hebreos 7:25 NVI. Regocíjate, desde el mismo instante que invitaste a Cristo a tu vida, Él ha estado intercedido por ti y lo hará cuando lo necesites mientras permanezcamos en esta vida
- Puedo entrar al Lugar Santísimo, a su misma presencia y adorarle, ministrarle, recibir de Él. Así que, hermanos, mediante la sangre de Jesús, tenemos plena libertad para entrar en el Lugar Santísimo, por el camino nuevo y vivo que él nos ha abierto a través de la cortina, es decir, a través de su cuerpo;” Hebreos 10:19-20 NVI. Quizás es una de las bendiciones más impactantes que podamos tener y con ella quiero terminar. No es que no haya más sino que tenemos que parar por tiempo. Sigue disfrutando de su Presencia.
Que el Señor os bendiga
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