viernes, 20 de abril de 2018

Hechos 21:11-14

«Al llegar ante nosotros tomó el cinturón de Pablo, se sujetó con él las manos y los pies, y dijo: —El Espíritu Santo dice que en Jerusalén los judíos atarán así al dueño de este cinturón, y lo entregarán en manos de los extranjeros. Al oír esto, nosotros y los de Cesarea rogamos a Pablo que no fuera a Jerusalén. Pero Pablo contestó: —¿Por qué lloran y me ponen triste? Yo estoy dispuesto, no solamente a ser atado sino también a morir en Jerusalén por causa del Señor Jesús. Como no pudimos convencerlo, lo dejamos, diciendo: —Que se haga la voluntad del Señor.»
Hechos 21:11-14 DHHS94

No hay nada más triste como que te intenten convencer de no hacer la voluntad de Dios. Esto había salido de muchos hermanos que decían amar a Pablo, y no lo dudo, aunque no sabían amar de forma correcta. Ahora era un profeta que había oído al Espíritu Santo. En vez de orar y preguntar al Espíritu Santo, si está revelación le había sido dada para avisar a Pablo y que no fuera, lo buscó e intentó convencerle junto con Felipe y el escritor de Hechos, entre otros, para que no fuera a Jerusalén. No solo con palabras sino incluso con lágrimas. Que cosa más tremenda, Pablo tiene que decirles: “me ponen tristes”. Viendo que no conseguían que cambiara de opinión le dijeron :”que se haga la voluntad del Señor”. Pero es que esto es lo que desde un principio deberían haberle dicho. ¿te ha ocurrido alguna vez a ti, Qué te hayan desanimado, o que hayas desanimado a otro a hacer la voluntad de Dios, es decir, pecar? Ten cuidado, porque mira lo que dice nuestro Señor «¡Qué malo es para el mundo que haya tantas incitaciones al pecado! Tiene que haberlas, pero ¡ay del hombre que haga pecar a los demás!» San Mateo 18:7 DHHS94

Te animo a meditar en tu vida, en el día de hoy, o quizás en la última semana, ¿has buscado hacer la voluntad de Dios, aunque el costo haya sido grande? Ten en cuenta 1 Pedro 5:10 que dice “Pero después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, Dios los hará perfectos, firmes, fuertes y seguros”. Dios siempre, siempre quiere lo mejor para tu vida, así que si te enfrentas a sufrimientos, confía en aquel que es sabio y tiene todo conocimiento porque de seguro quiere lo mejor para tu vida y la de otros. No dudes y no haga dudar a nadie que la voluntad de Dios es buena y perfecta siempre, aunque no la entendamos.

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