Quizás lo que nos duele, nos inquieta, nos preocupa, nuestras ansiedades nos parezcan gigantes e imposibles, pero hoy y cada día Dios nos invita a poner todo esto en sus manos y dejar que Él, el Creador de todo el Universo, el Todopoderoso cuide de nosotros. Señor, en tus manos dejo mis dolores, mi malestar, lo que me preocupa y confío en tu amoroso cuidado. Gracias Señor por llevarme en tus manos preciosas que un día fueron horadadas por mí.
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