Señor, puesto que Tú me has dado un sentido de pecado, ahonda mi odio al mal. Puesto que Tú me has conducido a confiar en Jesús, eleva mi fe a una plena seguridad. Puesto que Tú me has llevado a amarte, ¡haz que sea arrebatado por un afecto vehemente por Ti!
C. H. Spurgeon
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