Dios nos ama incondicionalmente; no es un amor que nos acerca a Dios porque hay algo bueno en nosotros. Esto fluye de Dios por causa de su naturaleza. El amor de Dios es una acción hacia nosotros, no una reacción a nosotros. Su amor no depende de lo que somos, sino de lo que Él es. ÉL ama porque Él es amor. Podemos rehusar el amor de Dios, pero no podemos impedir que nos ame. Podemos rechazarlo y obtener su entrada en nosotros, pero no podemos hacer nada para impedir que salga de Él. Gracia es el amor incondicional de Dios, dado libremente al pecador, al inmerecido e imperfecto.
David Seamands
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