Levantemos con el salmistas nuestros corazones en gratitud un día más al Señor, nuestro Salvador y Redentor, alabémosle por su inmenso amor, que en su gracia nos dio vida.
Amo á Jehová, pues ha oído Mi voz y mis súplicas.
Porque ha inclinado á mí su oído, Invocaré le por tanto en todos mis días.
Rodeáronme los dolores de la muerte, Me encontraron las angustias del sepulcro: Angustia y dolor había yo hallado.
Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo: Libra ahora, oh Jehová, mi alma.
Clemente es Jehová y justo; Sí, misericordioso es nuestro Dios.
Jehová guarda á los sinceros: Estaba yo postrado, y salvóme. Salmos 116:1-6 RVES
¿Y cómo no amarle? ¿Cómo no expresar gratitud ante aquel que demostró tanto amor por nosotros?
Cada uno tiene un testimonio personal, unos podríamos decir que son más impactantes que otros porque ha sido a través de una resurrección, una enfermedad mortal o libertad de drogas o alcohol que Dios se reveló a esas vidas. Yo puedo decir que Dios libró a mi hermano de la gran esclavitud de las drogas y lo transformó completamente. Un testimonio tremendo. Algunas veces le oí contar que se despertaba queriendo haberse muerto en la noche por no vivir un día más en ese tormento. Doy gracias a Dios que lo libró y me testificó. No por yo no haber tenido una atadura tan visible, mi testimonio tiene menos valor e importancia. Todos hemos tenido gigantes en nuestra vida, ataduras terribles que nos destruían. Cada testimonio es tremendamente relevante porque Jesús dio su vida para librarnos de las garras del diablo, de un mundo de maldad y carnalidad. ¿Cómo no amarle ante un amor tan grande, ante una nueva vida tan impresionante, ante una libertad tan sorprendente?
El salmista nos cuenta su testimonio personal, nos dice que ama a Dios por revelarse a su vida, por oírle y contestarle. Se había encontrado en un momento muy difícil de su vida sintió dolores de muerte, fue encontrado por las angustias del Seol. ¿Te has sentido alguna vez así sin tener que ser una enfermedad, o por enfermedad? El salmista nos da la clave para salir de esa situación: invocar a Dios, pedir que le librara; que le salvara.
Y Dios clemente, justo y misericordioso le oyó, le salvó, le sanó. Cambió su lamento en baile, transformó su dificultad. Cómo no amar a un Dios tan grande y sublime y a la vez tan misericordioso. Fue su gracia lo que le movió a actuar. Por pura gracia lo rescató, solo tuvo que clamar, no hacer penitencias, no hacer nada, clamar y tener fe en la providencia de Dios. ¿Qué sería de nosotros sin tu gracia y amor eterno? ¿De cuántas cosas nos has librado y ni siquiera lo sabemos? ¿Cómo no alabarte toda mi vida?
Vuelve, oh alma mía, á tu reposo; Porque Jehová te ha hecho bien.
Pues tú has librado mi alma de la muerte, Mis ojos de lágrimas, Y mis pies de desbarrar.
Andaré delante de Jehová En la tierra de los vivientes.
Creí; por tanto hablé, Estando afligido en gran manera.
Y dije en mi apresuramiento: Todo hombre es mentiroso.Salmos 116:7- 11 RVES
Después de ser librado, podemos y debemos aprender a hablar a nuestra alma y decirle, descansa, reposa, no temas, Dios está por ti, Dios está en ti. Si ante la adversidad le habláramos más a Dios y descansáramos en él no desfalleceríamos tanto.
Aquí leemos de un salmista involucrado con todo su ser en la salvación. Dios libró su alma, sus ojos, sus pies: es por ello que puede, que decide caminar en los caminos de Dios, que puede testificar de Dios. No dejó que su situación lo abatiera hasta acabar con él con sus energías sino que en su apresuramiento reconoce su desilusión en el hombre y es por ello que necesita decirse las verdades de Dios a su alma. Regresa alma mía a tu descanso.
En medio de nuestra crisis, debemos tomar fuerza y andar delante de Dios. No mirar para un lado ni para otro, no dejarnos desfallecer por la prueba, la gente, sino más bien caminar en obediencia a Dios y con Dios. También seguir confiando, creyendo en Dios en su ayuda, su propósito y testificar.
¿Qué pagaré á Jehová Por todos sus beneficios para conmigo?
Tomaré la copa de la salud, E invocaré el nombre de Jehová.
Ahora pagaré mis votos á Jehová Delante de todo su pueblo.
Estimada es en los ojos de Jehová La muerte de sus santos.
Oh Jehová, que yo soy tu siervo, Yo tu siervo, hijo de tu sierva: Rompiste mis prisiones.
Te ofreceré sacrificio de alabanza, E invocaré el nombre de Jehová.
A Jehová pagaré ahora mis votos Delante de todo su pueblo;
En los atrios de la casa de Jehová, En medio de ti, oh Jerusalem. Aleluya. Salmos 116:12-19 RVES
El salmista se reconoce como siervo de Dios, y está agradecido a Dios por la libertad tan grande que vive, Dios ha roto sus prisiones, lo ha hecho libre. Nosotros podemos decir lo mismo, Dios ha sido bueno con nosotros, hoy sus siervos pero en el pasado sus adversarios. Qué locura, haber luchado contra Dios y debobedecerle.
El salmista conoce que la muerte de sus santos es estimada a los ojos de Dios. No solo se refiere a la muerte física de los mártires a través de la historia sino también la muerte al yo cada día de sus siervos.
Y el salmista se pregunta ¿qué podría ofrecer a Dios por todos los beneficios que ha recibido de él?
- tomaré la copa de la salud, de la salvación, que incluye los beneficios que tenemos como redimidos, como ahora hijos de luz, hijos de Dios y reconciliados con Dios. Amados del Padre, amigos del Hijo, ayudados y aconsejados por el Espíritu Santo. Sentados en los lugares celestiales con Cristo. Qué decir de los frutos del Espíritu Santo, el amor, la paz, el gozo, la paciencia.
- Invocaré el nombre de Dios. Que tremendo privilegio poder conocer de manera profunda a Dios y carácter revelado en sus nombres. Podemos invocar su nombre sobre nosotros y apropiarnos de lo que significa
- Pagaré mis votos, cada uno de nosotros debe comprometerse a cumplir aquello que le ha dicho a Dios. Nos agarramos a la fidelidad de Dios para nuestra bendición y nosotros debemos también serles fieles a Él.
- Sacrificaré sacrificios de alabanza, acciones de gracias. Cada día debemos ser más y más agradecidos por los muchos beneficios que tenemos día a día de nuestro Dios.
¿Dónde testificará? En la iglesia de Dios, en medio de la ciudad. No solo entre creyentes sino en todo lugar.
Que el Señor os bendiga
Os espero en la próxima porción
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