Un día más nos encontramos con el contraste del perezoso y el diligente. Que triste para el perezoso, porque su alma desea cosas, pero es su actitud ante ese deseo que hace que se quede en eso, en deseo, ya que no se pone en marcha para conseguir obtenerlo. Por otro lado vemos al alma del diligente que no solo desea sino que se trabaja con esmero para conseguirlo y dice que será engordado, prosperado, quedará satisfecho. Aleluya.
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