Oración por la misericordia de Dios - salmo 123
Hoy nos encontramos ya ante el cuarto salmo de ascenso y aunque es un salmo corto nos revela el corazón del salmista que encontraba su seguridad y sanidad en la misericordia de Dios.
La semana pasada vimos al salmista enseñándonos primeramente que Dios quiere que le hablemos, y la oración lo hace cercano.
Lutero dijo de este breve salmo que era un buen ejemplo para mostrar que la fuerza de la oración no consiste en las muchas palabras, sino en el fervor del espíritu.
Hoy el salmista nos invita a alzar los ojos.
A TI que habitas en los cielos, Alcé mis ojos.
He aquí como los ojos de los siervos miran á la mano de sus señores, Y como los ojos de la sierva á la mano de su señora; Así nuestros ojos miran á Jehová nuestro Dios, Hasta que haya misericordia de nosotros.Salmos 123:1-2 RVES
El salmo nos va a hablar de los problemas que ha pasado el pueblo de Dios de parte de los impíos. ¿Y qué hace el salmista? ¿Comienza con una retahíla de quejas? ¿Busca a su amigo, hermano, vecino para desahogarse? No, él alza sus ojos a Dios. Esto debería hacernos pensar: "en mi dificultad ¿dónde miro yo?" Porque dependiendo de donde miro, y busco mi ayuda, así será mi solución.
¿Dónde dice que habita Dios? Nos dicen otras versiones, entronizado. no está muerto, no en una cruz, está vivo y reinando. En la inmensidad de su creación lo podemos ver. El salmista mira a los cielos, a la grandeza, la majestad de la creación de Dios y deja claro que Dios vive en esa inmensa gloria.
Muchos investigan los cielos, las estrellas, constelaciones, planetas. A mí me encanta ver fotos del cielo, distintos colores, la aurora boreal, las columnas del cielo.... La Biblia me enseña que toda esa grandeza fue creada por Él y para su gloria. Hay lugares ahí arriba que nunca habríamos soñado ver, encontrar y es que dentro de tanta inmensidad y grandeza, el mismísimo Dios Santo tiene su trono. Podemos pensar en Apocalipsis y las descripciones de millares de millares alabando y glorificándolo.
Me gustaría que los estudiosos de los cielos no los miraran e investigaran tanto con el deseo de conocer la creación sino al Creador.
Después de ver a Dios en su gloria, llega nuestra realidad, somos siervos. Cuando uno mira a los cielos con el deseo de ver al Creador, de enfocarse en Él, no le queda otra que reconocerse siervo. Mirar al Altísimo te ayuda a ver tu realidad y te debe llevar a la humildad. Tan solo somos siervos esperando que nuestro Señor extienda su mano para dar ordenes para indicarnos que debemos hacer. ¿Miramos a Dios de esa manera? ¿O lo miramos solamente para pedir, para buscar recibir.? Busquemos cada día sus indicaciones y obedezcámosle.
En este caso, el salmista nos dice que extienda su mano de favor hacia nosotros y nos ayude. Dice el versículo dos, hasta que haya misericordia de nosotros, tenga compasión de nuestra vida.
¿Qué sería de nuestro día a día sin su amor incondicional, si no contáramos con su compasión? Él mira desde su trono no con desdén, ni por encima, por ser superior sino con compasión. Jesús muchas veces nos cuenta que su compasión hacia los enfermos, los hambrientos le hacía actuar y eso sin que lo buscaran de corazón, sin egoísmos. Cuánto más un Dios que es lleno de misericordia cambiará la situación de su pueblo que lo mira en humildad.
Cuando Moisés estaba en el monte y Dios se reveló de forma tremenda a él ¿cuál nos dice que es su nombre?
Y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando el nombre de Jehová. Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: Jehová, Jehová, fuerte, misericordioso, y piadoso; tardo para la ira, y grande en benignidad y verdad; Que guarda la misericordia en millares, que perdona la iniquidad, la rebelión, y el pecado, y que de ningún modo justificará al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, sobre los terceros, y sobre los cuartos. Éxodo 34:5-7 RVES
¡Qué tremenda revelación! Ese es nuestro Rey de gloria al que debemos alzar los ojos y aguardar. Sabemos que sabemos que es grande en benignidad y verdad, que es misericordioso, fuerte y piadoso para con sus hijos. Podemos contar con su favor inmerecido si le buscamos y aguardamos.
¿Qué implica aguardar? Es más que esperar, como bien dice Richard Holdswort "el aguardar es mirar constantemente, con paciencia y sumisión, sometiendo nuestros afectos, deseos y voluntades a la voluntad de Dios". ¿Cómo es nuestro aguardar? Alzamos los ojos un segundo y ya queremos obtener sin más la respuesta? ¿Sin importar como estemos? ¿Sin importar si es o no la voluntad de Dios? Aguardemos atentos y escuchemos su respuesta.
Ten misericordia de nosotros, oh Jehová, ten misericordia de nosotros; Porque estamos muy hartos de menosprecio.
Muy harta está nuestra alma Del escarnio de los holgados, Y del menosprecio de los soberbios. Salmos 123:3-4 RVES
El salmista continúa y por tres veces pide a Dios por su misericordia para con ellos en este salmo. ¿Cuál era la causa? No es que nos diga que pasaban menosprecio sino que había llegado ya a un grado tan grande el menosprecio que recibían y sentían que estaban en hartura, es decir ya no podían más. El menosprecio no es un daño físico pero cuánto dolor ocasiona, cuánta frustración y cuántas heridas emocionales hace. Sufrían los insultos de los altivos y el menosprecio de los orgullosos. ¿Te has sentido alguna vez así? Para los siervos del Altísimo ha sido algo muy normal en todas las épocas. Estoy también preparando una serie sobre Nehemías que saldrá después de esta y nos relata muy bien como sufrían escarnio y menosprecio. No nos debería sonar raro para nuestra vida porque los impíos siempre atacarán al siervo de Dios porque les revela sus flaquezas. Dice que los que están bien económicamente se burlan del pueblo de Dios. Cuántas veces el pueblo de Dios está en estrechez y en dificultad mientras el mundo que anda en risas y holgados se burlan. Sepamos vivir en lo amplio y en lo estrecho.
Mientras el pueblo peregrino se ocupaba de las cosas de Dios, de ir a Jerusalén, el mundo se ocupaba de sus placeres, de su prosperidad y se burlaban del pueblo de Dios. Que nada sea consideramos por ti más importante que Yo y mi casa dice el Señor. Y tengo que oírlo muy bien de parte de Dios porque es una palabra muy clara para mi vida. El mundo puede crecer y avanzar pero sin Dios para mí no hay posibilidad de futuro.
Este salmo y el menosprecio de los que están en holgura mientras los siervos están en opresión me recuerda al salmo 73 cuando el salmista no entendía como podía pasar eso, casi llega a tener envidia hasta que entendió el fin de los unos y de los otros. Que la espera para la misericordia no te haga desviar de la verdad: tenemos una esperanza segura, certera, perfecta. Al escribir perfecta ha brotado en mi corazón un regocijo, es verdad amigos, mi futuro con Dios en la eternidad será perfecto. Gloria a Dios.
No dejemos que el menosprecio nos llegue dentro, nos hiera, y nos consideremos menos. Piensa en lo importante que eres, que Jesús vino a este mundo a morir por ti.
Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto: y como que escondimos de él el rostro, fué menospreciado, y no lo estimamos. Isaías 53:3 RVES
EL sufrió por ti y por mí desprecio, fue desechado, quebrantado, menospreciado y lo soportó todo y fue a la cruz. Nosotros en base a eso podemos hacer como el salmista y clamar por misericordia y esperar y confiar que Dios obrará, sus planes para tu vida son perfectos y en ningún momento quiere que sufras dolor por esto sino más bien que aprendas a fortalecerte en Él y enfocarte en lo que importa. Señor ayúdame cada día a enfocarme en lo importante.
Si sientes que estás pasando por una situación así te anima a hacer como el salmista o el mismo Jesús, alzar tus ojos a los cielos y pedirle al Rey de la Gloria que tenga compasión de ti, que te ayude a cambiar como te sientes, a sanar y liberarte de esta situación. No te importe clamar como el salmista repetitivamente por su misericordia, porque es segura y efectiva.
Presentemos nuestros días, que Dios nos dé sus planes para nosotros. Y recuerda "las excusas no van a hacer el trabajo por ti".
Presentemos nuestros días, que Dios nos dé sus planes para nosotros. Y recuerda "las excusas no van a hacer el trabajo por ti".
Que Dios os bendiga
Os espero en la siguiente porción.
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