5 Porque sabemos, que si la casa terrestre de nuestra habitación se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos.
2 Y por esto también gemimos, deseando ser sobrevestidos de aquella nuestra habitación celestial;
3 Puesto que en verdad habremos sido hallados vestidos, y no desnudos.
4 Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo, gemimos agravados; porque no quisiéramos ser desnudados; sino sobrevestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
5 Mas el que nos hizo para esto mismo, es Dios; el cual nos ha dado la prenda del Espíritu.
6 Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo, que entre tanto que estamos en el cuerpo, peregrinamos ausentes del Señor;
7 (Porque por fe andamos, no por vista;)
8 Mas confiamos, y más quisiéramos partir del cuerpo, y estar presentes al Señor.
9 Por tanto procuramos también, ó ausentes, ó presentes, serle agradables:
10 Porque es menester que todos nosotros parezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que hubiere hecho por medio del cuerpo, ora sea bueno ó malo.
11 Estando pues poseídos del temor del Señor, persuadimos á los hombres, mas á Dios somos manifiestos; y espero que también en vuestras conciencias somos manifiestos.
12 No nos encomendamos pues otra vez á vosotros, sino os damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que tengáis qué responder contra los que se glorían en las apariencias, y no en el corazón.
13 Porque si loqueamos, es para Dios; y si estamos en seso, es para vosotros.
14 Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: Que si uno murió por todos, luego todos son muertos;
15 Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, mas para aquel que murió y resucitó por ellos.
16 De manera que nosotros de aquí adelante á nadie conocemos según la carne: y aun si á Cristo conocimos según la carne, empero ahora ya no le conocemos.
17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
18 Y todo esto es de Dios, el cual nos reconcilió á sí por Cristo; y nos dió el ministerio de la reconciliación.
19 Porque ciertamente Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo á sí, no imputándole sus pecados, y puso en nosotros la palabra de la reconciliación.
20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio nuestro; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
21 Al que no conoció pecado, hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
V18-19 nosotros que antes estábamos alejados de Dios por nuestros pecados, hemos sido reconciliados por Cristo. Gracias Señor Jesús. Además, Dios nos ha dado el ministerio de reconciliación, podemos decir al mundo, Dios ha provisto la vía para la reconciliación, Dios te ama y desea que os reconciliéis con él.
ResponderEliminarV21 "Al que no conoció pecado, hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él." Gracias Señor Jesús por pagar el castigo por mí, por ser mi justicia.
ResponderEliminarQuiero compartir el v20 que dice "Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio nuestro; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios".
ResponderEliminarTenemos un llamado tremendo, ser embajadores de Cristo, sus representantes, Dios habla a través de nosotros, y en este versículo la palabra es tremendamente mas fuerte, ruega por medio nuestro. ¿Qué deberíamos estar diciendo? Dios quiere que os reconciliéis con Él.
En Cristo Jesús tenemos el derecho y el poder para vivir vidas nuevas. No nos quedemos en lo viejo sino andemos en lo nuevo.
ResponderEliminar17. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.