Fotos tomadas ayer y hoy en el mismo lugar y misma hora.
Ayer hacía un día hermoso, con un viento de poniente que dejaba la bahía libre de nubes y nos permitía ver incluso las montañas de Marruecos, al fondo. Pude disfrutar de mirar el color azul despejado del cielo y el color del mar era precioso.
Hoy cuando salíamos para ir a la iglesia, miramos el cielo y era completamente distinto. Como ves a la derecha, no podrías identificar Marruecos e incluso el Campo de Gibraltar se ve muy borroso. Qué diferencia el color del cielo y el del mar.
Pensando en eso, Dios me ha hablado y me ha dicho: aunque no puedas ver bien y no veas hoy Marruecos, no quiere decir que no esté. Las nubes te impiden tener una imagen nítida pero no significa que no sea la misma vista de ayer. Muchas veces en tiempos de dificultad, de problemas, no puedes ver de forma clara, pero no quiere decir que ni Yo, ni mis promesas, ni lo que eres para mí y en mí, cambie.
- Yo soy el mismo ayer, hoy y por siempre Hebreos 13:8
- El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mateo 24:35
- Con amor eterno te he amado; Jeremías 31:3
- El Señor cumplirá su propósito en mí; eterna, oh Señor, es tu misericordia; no abandones las obras de tus manos. Salmos 138:8
Cuando sientas que las nubes a tu alrededor te impiden ver claramente, recuerda que al igual que ayer, mañana puede ser un día azul y despejado. Cierra tus ojos y recreate en tu recuerdo y di a tu alma: hasta aquí Dios me ha ayudado y ha estado conmigo. En esta adversidad también está. Mañana saldrá el sol.
Que Dios te bendiga grandemente.
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