Aquí nos encontramos con una gran verdad, y es que cuando se habla mucho, muchas veces nuestras lenguas pueden tener conversaciones que no son realmente productividad o más bien diríamos son negativas y traerán daño y muerte.
Por otro lado podemos tener reuniones donde nos enriquecemos unos a otros con lo que compartimos y eso es enriquecedor.
A nosotros nos toca elegir que tipo dé conversación queremos tener.
Señor perdonamos cuando hemos usado la lengua para traer muerte y ayúdanos más y más a querer participar en diálogo que nos aporten vida.
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