El salmista ha comprobado que toda perfección humana tiene límites, pero no así la Palabra de Dios, que lo cubre todo.
El salmista nos ha relatado hoy que la Palabra de Dios es eterna, inmutable, fiel, fuente de esperanza, consuelo, vida. Le ayudó en el pasado, le ayudará hoy y en el futuro porque no tiene límites.
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